sábado, 23 de enero de 2010

y hasta el próximo programa

Oí la repetición del programa. Mucho tengo que corregir. Es verdad lo que dice Ramón, y me cuesta darle la razón, no pongo orden ni concierto.
Lizundia no tiene ningún motivo para largarse. En una realidad plural, es lógico que existan enfrentamientos entre las diversas variantes de esa realidad. Pero yo sí tendría que irme. Me salto las reglas más elementales. Miro al contertulio cuando hablo y me olvido del micrófono. Esa es una. Otras, mejor ni las cuento. Y hablando de la radio, hoy me llamó la atención lo que dijeron los que hablaron el otro día sobre Camus en CajaCanarias. Una tercera opinión sobre una de las cosas que abordamos nosotros en Tijuana:
"Hoy, por ejemplo, en el análisis del terremoto de Haití (Camus) nunca le echaría la culpa a la tierra que tiembla, sino al poder que ha dejado que las personas tiemblen".
Como Dios cuando el diluvio universal... Pero bueno, déjate de pensar, Jesús, que pensar mucho perjudica la función del tolete, y aprende ya de una PUTA VEZ que lo importante es el micrófono. Y si Víctor Roncero y José María Lizundia quieren irse, que espero que no, por lo menos que vayan a despedirse. Eso me deben, como hombres.

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