martes, 2 de febrero de 2010

noche de tormenta

Monterrey la nuit. San Andrés. Deivi en la esquina de la barra, "España está muy mal. Aquí nadie trabaja". A su espalda un gomero afincado en el pueblo, "el gomero más tonto es abogado... No, no, yo no soy abogado, yo contrataba abogados para que me resolvieran los problemas... Yo estoy por encima de los abogados... Y soy Canario. No digo que soy de San Andrés ni de Hermigua ni nada, soy canario. ¡Me hice canario en Venezuela!...". "¿Qué hiciste con Yamanyá y María Leonzia, Fernandito?, pregunto a Fernin, barman-dueño, una veces pletórico de hablar con Dios y otra a punto de cortar a pedacitos a su pobre hermana, no soporta al novio, y escacharle la cabeza y luego llamar él mismo a la policía. El gomero bebe como si fuera esta noche su última noche sobre la tierra. Le cuenta a Deivi sus desgraciadas aventuras en Venezuela. "Seis meses estuve allí y no pude aguantar más." Llega Sheila, su reír de niña buena, "¿cómo estás, migo? ¡Cuánto te he echado de menos! Luego vamos los dos a la Tasca". Afuera, en la avenida, el mar está oscuro y cabreado, y la luna se desinfla y las palmeras bailan al son del viento y cae el agua de las nubes... y Fernin hace llover las botellas dentro de los vasos. Y la tele es un tormento, hablando de la tormenta, siempre lo mismo. El gomero se quita el disfraz y enseña su amargura. Su mujer, de San Andrés, de toda la vida, le acaba de dar el pasaporte. "Y mañana trabajo, pero esta noche noche me emborracho, porque ya todo me da igual." El hombre, en vez de alegrarse, se amarga. Y entonces llega Orlando. "... y Macanti me dijo, cuando lo vi en Artillería, que no quería monólogos, y yo me quedé callado, y al día siguiente, otra vez estaba en Artillería, con Agustín Pacheco, y voy y le digo, monólogos los tuyos, cuando ibas al hospital a llorarme en el hombro tus desgracias con tu mujer... Sí, hace dos días que ya volví al pueblo, ya traje todas mis cosas"... En fin, cosas peores ocurren en este mundo complicado.

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