viernes, 5 de febrero de 2010

Ramón y Anghel

Los dos comentarios que hay en la entrada "tribulaciones con el diablo", aquí debajo, cerquita, LAS OCUPA un cuento de Ramón Hernández Armas. Y también lean los dos últimos poemas de Anghel Morales, en su blog "Nación Canaria". En la víspera de un carnaval teledirigido, el poeta está sobrio. El cuento de Ramón, los poemas de Anghel... muestras de que este oficio sigue valiendo la pena.

2 comentarios:

Ramón Herar dijo...

Aparece hoy (6-2-10) en el Babelia de El País (sí ya sé Jesús que eres más devoto de El Día, pero…) un artículo de Ignacio Vidal-Folch titulado “Genios del mal”. Lo recomiendo (también disponible en la web del periódico). La cuestión planteada es la dificultad que tenemos para aceptar el binomio: ‘gran artista/mala persona’. Efectivamente, el aura de genialidad tiende demasiado fácilmente a hacernos cegar/disculpar cualquier asomo de sombras y maldades varias sobre los autores de carne y hueso. La cuestión, a pesar de todo, se me antoja compleja y escurridiza (como suele ocurrir, ese es precisamente su interés). De entrada, considero que si no queremos incurrir en una falacia clásica, del tipo ‘ad hominem’, debemos distinguir claramente entre obra y autor. Quiero decir con esto, que una cosa es juzgar a la persona por cualquiera de sus actos, y otra cosa muy distinta es juzgar a la obra por los actos del autor. Supone este principio, para decirlo coloquialmente, que no debemos mezclar/confundir judías con lentejas so pena de incurrir en un grave fallo de argumentación. Vidal-Folch, naturalmente, escoge algunos ejemplos donde este principio, más bien obvio, no está muy claro, pues la obra tiene que ver ya no sólo con la propia biografía del autor, sino con su posicionamiento político e incluso al servicio de su posicionamiento político, como en el ejemplo de Gorki y Stalin. En cualquier caso, el juicio moral que implica calificar a alguien de “mala persona”, de generalizarse, puede seguir caminos sumamente resbaladizos que no caigan en posicionamientos maniqueos y simplificadores de buenos y malos.
Dicho esto, no cabe duda que la dificultad que esgrime Vidal-Folch sobre aceptar el binomio: ‘gran artista/mala persona’ es suficientemente pertinente e intrigante como para dejarla pasar por alto. Los ejemplos sobre los pasados nacis de Eliade y Heidegger y otros casos como los de Céline, Brasillach o Éluard salen a relucir en el artículo, como bien podrían haber aparecido los casos polémicos de la vida sexual de Roman Polanski y, más recientemente aún, el de Gil de Viedma a propósito de “El cónsul de Sodoma”. Ahora bien, tanto ilustre intelectual en el hit parade de las listas negras de ‘malas personas’ siempre acaba por aburrir. Menos mal que el propio Vidal-Folch cae en la cuenta al final. Y menos mal que al final siempre nos queda la literatura, la filosofía, el cine o lo que quiera que sea. Y, sin embargo, que se lo pregunten a los perjudicados de cada caso.

quico dijo...

lo leí dosctor, y tengo empezada una perorata sobre el tema, espero tenerla terminada pronto para ponerla es este blog, con permiso del amo del, don Jesús, o sin permiso, ahora me voy a una matanza de cochino en Ifonche que tiene preparada Juan, ¿te acuerdas?, el ordenanza del Ayto. con el que estuvimos hablanco en el bar del Casino de Arona, hablanco de curanderos y de santeria y del mojo "I Got My Mojo Working/Be careful baby/cos I got mys eyes on you"