domingo, 14 de febrero de 2010

tortura de escritor

Estoy harto del "informe para cumplir una condena", la novelita que me puse a trabajar porque hay gente como Anghel, que anima a uno con la esperanza de que tu maldita obra va a ser publicada. No tengo la entereza de Marcelino el oyente. Él sabe que no publicar tiene menos peligros que dar tu obra a la sufrida imprenta. Yo sí quiero publicar. Soy como el común de los pobres escritores. Pero me agradaría estar haciendo una obra en la que me sintiera yo, hablando con mi voz, sea buena o mala. Pero en el "informe" es otro quien habla. Un individuo que tiene un estilo que me carga y me toca las gónadas. Odio a ese narrador. Me dan ganas de matarlo, de apretar borrar y adiós, mi amigo, vete a freír chuchangas en los fogones del infierno. Pero el nota se empeña en vivir, en esclavizarme. Sé que hará, con mi ayuda, una historia que se va a cagar la perra, si la infórmatica no le da un golpe de gracia y lo deja bailando en la cuerda floja, borrado del mapa. Me temo que no va a sucederme tal fortuna. Ahí está, más implacable que la dama negra, poniendo en mi cuello una correa de tortura. Esta vez, en lugar de agradecer la oportunidad que Anghel me brinda, casi le machacaría la cabeza. Pero el bimbache la tiene de hierro. En fin, que los dioses me amparen. Espero terminar con esta tortura antes de que llegue el mes de abril.
Aparte de tales infamias, ya terminé la novelita de Paul Auster. Ramón, cuando vengas por San Andrés, la comentamos.

4 comentarios:

Ramón Herar dijo...

De todos es conocido ya que no es sólo que la fotografía se haya puesto de moda, sino que ella misma representa y constituye nuestra modernidad. Hace poco veía un interesante reportaje sobre el impacto de la picture magazine Life, primera revista ilustrada con fotos y nacida en EEUU allá por los años 30, y lo que supuso no sólo para informar de lo que acontecía sino, sobre todo y fundamentalmente, para convertirse ella misma en canon de lo posible y de lo esperable en aquellos tiempos modernos. Ahora nuestro modo de vida ya es impensable sin la imagen, que conforma y hace posible cualquier representación creíble del mundo. Es el mundo, en su fantasmagoría, que diría Baudrillard. No es de extrañar, pues, la proliferación imaginaria en lo mediático, el actual estatus artístico de la fotografía o el avance consumista de las tecnologías de la imagen. De todo ello encuentro un interesante cóctel en mi ración de prensa de fin de semana. Desde un Dennis Hopper con cámara en mano a partir del año 61 en el mundillo del cine estadounidense (XLSemanal), hasta el stand de El País de este año en ARCO, dedicado al trabajo sobre Pekín del siempre inquietante y premiado fotógrafo español Alberto García-Alix (Babelia). Curiosa es la foto de un oso polar devorando una cría de su propia especie (El País Semanal), que nos trae esta vez Juan José Millás para hablarnos de la total ausencia de moral en la naturaleza, humana también, parece decirnos por cuanto relaciona la misma imagen con los estragos de supervivencia de estos plantígrados por el cambio climático. El reportaje “Las bambalinas de la historia” (¿la intrahistoria de la que hablábamos en la radio?), a propósito del próximo encuentro entre los Reyes españoles con Obama y de otros importantes eventos de la 2ª mitad del s. XX, nos pone bien claro la necesidad del poder en dejar constancia fotográfica del glamur de su escenificación del statu-quo (XLSemanal). En “Con corazón «retro»” Daniel Méndez, en cambio, nos da cuenta de la nueva oferta de cámaras digitales en modelos estilo clásico, última pirueta de lo chic para el gesto doméstico de tener imágenes-recuerdo con aspiraciones creativas (XLSemanal). Eso sí, todas a partir de 600€. Por último, que no quiero abusar, la imagen que nos trae F.O. en “Caricias que matan” (XLSemanal), con dos guepardos del Masai Mara (Kenia) acariciando delicadamente la cabeza de un pequeño impala (otra cría de animal, de nuevo) momentos antes de zampárselo, lo que ya no resulta tan impactante, acostumbrados como estamos a las cosas del National Geografic y a la remasterizada versión de Rodríguez de la Fuente, que amenazan con visitarnos reiteradamente.
En fin… A un orden de cosas complementario atribuyo yo, sin embargo, el último de los reportajes fotográficos de la prensa dominical que citaré aquí. Se trata de “El fotógrafo Torrente Ballester” por Juan Cruz (El País Semanal). Parece ser que el conocido escritor gallego de “Los gozos y las sombras” y de “La saga/fuga de J.B.”, que tenía una gran pasión por la fotografía, llevando la cámara siempre consigo, resultó que era debido a ser casi ciego. La cámara, así, se constituía en la prolongación de sus ojos, usándola como método de captación detallada de los escenarios que deseaba introducir en sus novelas: la luz, la atmósfera, la arquitectura, el detalle, el momento fugaz... Las imágenes captadas se convertían, por tanto, en la “realidad” que necesitaba D. Gonzalo para ambientar a sus personajes. Así lo imagino yo, escudriñando pacientemente sus fotos una vez provisto de potentes lupas, encontrando el matiz que le pedía su relato. Así imagino yo al mundo, igual de miope, reencontrándose consigo mismo al mirarse en el espejo de las infinitas imágenes que una y otra vez le asedian… Un mundo ya irremediablemente especular ¿O siempre lo fue?

Lo de Paul Auster; avisa cuando la termine tu hermana y la comentamos tomándonos algo con el portugués. Al oyente, que venga también.

campanilla dijo...

Ramón, a propósito de fotos, a ver si me mandas la que me hiciste con Estela en la procesión de S. Andrés, ya se que soy poco fotogénica, pero no puedo estar tan mal como para que no quieras enseñármela, jajaja.
Por cierto, la foto de los guepardos y el impala a la que haces referencia en tu comentario, me recuerda enormemente a la actitud de muchísimas personas, esa actitud fingida en la que te están dando toda la confianza del mundo y a la media vuelta, ¡zas! hachazo que te doy, conla diferencia de que en los animales el fin sí justifica los medios.

Respecto a Paul Auster solamente he leído "Leviatán" no sé si la ha leído alguno, pero francamente, me parece aburrida su forma de relatar, y eso que esta novela ganó el premio Médicis (la mejor novela extranjera publicada en Francia), bueno, es una opinión peregrina, como todas las mías, jajaja. Un saludo.

quico dijo...

Ramón vi la foto de la que hablas, el oso con la cabeza de una cría de su misma especie colgándole de la boca y pendiente de ser devorada lo mismo, supongo, que el resto de su cuerpo. Estoy seguro y si alguien no está de acuerdo que me demuestre lo contrario, que el devorador del resto del cuerpo del osezno no es el que sale en la foto, que el que se ha pegado la gran jartada es otro oso que está muy cerca y que por el motivo que sea no ha alcanzado la fama, porqué al fotógrafo o seguramente al editor no le pareció más interesante su imagen que la del devorador de cabezas ó porqué es menos fotogénico ó porqué la cámara se le quedó sin pilas. Tengo tres razones para avalar de forma infalible lo que digo, primero no creo que el caníbal de la foto tenga preferencias gastronómicas como los sesos o la lengua, si ya sé que los sesos son ricos en ciertos minerales muy demandados por la mayoría de los seres vivos, pero hombre, digo oso, donde esté un buen solomillo o una buena chuleta que se quiten los sesos, digo yo, por lo que queda descartado la posibilidad del oso filo casquero y punto. Segundo la panza del que sale en la fotografía no tiene pinta de albergar el resto del cuerpo del desdichado osezno y tercero creo que J.J. Millás se equivoca cuando al final del artículo dice: “Enciende uno la calefacción en Madrid y un plantígrado se come a su hijo en Canadá. Sorprende el modo en que observa al fotógrafo, como diciéndole: tío, que esto es una cosa muy privada.”. Aparte de que no creo que la cría sea el hijo del devorador, no tienen la misma cara eso es evidente, esta claro que el animal no está diciendo eso, más bien parece estar poniendo cara de: “no me he podido llevar mas que la cabeza, porqué el resto del cuerpo se lo está zampando otro que es mas grande y mas fuerte que yo”.
Aparte del morbo de la foto, en Internet puedes encontrar millones de este tipo, el texto de Millás, me parece de una ñoñería de la que estoy hasta la coronilla, muy propia de la vanidad de los progres-plañideros que se sienten culpables de todo lo malo que pasa en el mundo, lo mismo que los católicos que van como flechas a los confesorios para limpiar sus pecados porque están convencidos que los males que castigan a la humanidad son causados por ellos mismos, menuda vanidad. Si, ya sé que estás pensando que me estoy dando cogotazos a mi mismo, puede ser, pero me toca los huevos tanto discursito de los progres-llorones.
Me la sudan las fotos de García-Alix, no me han gustado nunca. Hay algunos fotógrafos que en algún momento me han gustado sus fotos y que pasado el tiempo las vuelvo a mirar y me digo: “¿y esto me gustaba a mi?”, el trabajo de García-Alix no me ha gustado nunca y no sé muy bien porqué, no sé si por lo extraño que me resulta el mundo marginal que suele retratar o es ese aire de malditismo trasnochado que se respira cuando se autorretrata y que parece estar diciendo: “miren lo marginal que soy, las jeringuillas me las meto dobladas”, quizás sea por el exceso de grasa que sueltan las Harley-Davidson que suelen salir en sus fotos, motos que son una de mayores horteradas que hay sobre la tierra, objeto de culto de la mayoría de los belillos que hay sobre este planeta o quizás sea por la estética rockera de chaquetas de cuero, botas de cowboy y tupés, ya sabes lo que opino del rock y todos sus derivados.
Pues nada doctor nos vemos y ya sabes queda pendiente ver la peli, “Honeydripper blues bar”, pero otra vez te traes un disco de la película que esté bien no la que trajiste la última vez.

Ramón Herar dijo...

¡Ay Campanilla! una foto hermosa la que me dices, pero todavía sigue en la cámara. El otro día las estuve repasando en la propia pantalla que lleva incorporada, pero ya sabes que el trabajo de postproducción (que queda muy de glamur cinematográfico) se vio interrumpido por las cosas que tú ya sabes. Vamos a ver si me pongo a ello y se las envío. Hermosa foto y hermoso día en San Andrés. Un abrazo