miércoles, 19 de mayo de 2010

seudofilosofía lingüistica comparada

Hay gente repelente insoportable y otra que es repelente sorportable. Una es la gente amiga, y otra la enemiga. A los enemigos los soportamos porque con ellos no pensamos tener ningún negocio, ni material ni espiritual, y si por necesidad los tenemos, guardamos la oportuna distancia. No se les ve ni se les oye sino lo estrictamente obligado. Tienen nuestro beneplácito para ser repelentes, porque su repelencia no nos toca soportarla. Los amigos es otra cosa, el repelente amigo es un pinchito tirano (terminología de Don Juan el viejo yaqui) que pone a prueba tu paciencia. En fin, paciencia es una virtud muy elogiable. Es difícil guerrear contra un amigo. Esa dificultad hace más interesante el reto.
El enemigo repelente soportable se vuelve, sin embargo, insoportablemente deleznable cuando se cuela entre los amigos y juega con tus garbanzos, como suelen decir. Es una suerte encontrarse con gente así, dice don Juan. Pero Don Juan es don Juan, y uno de donjuán tiene algo de tenorio pero de guerrero y hombre de conocimiento no sé yo.

En todas esas pijadas estaba pensando cuando llegó Deivi al Monterrey y el interés mental se volvió hacia los libros, habló de un autor prólifico y de que tenía demasiados diccionarios en su casa. Cuatro de inglés, dos de frances, dos de alemán y cuatro de español, el de la Real Academia, el de María Moliner, el de Casares y otro.

--Demasiados diccionarios, Jesús, demasiados, y eso que a mí me gustan las palabras, como a ti...

Eso a cuento de que nombré el reciente diccionario de canarismos. Me huelo los libros aún sin haberlos leído, y este diccionario tengo ganas de hojearlo por lo menos. La ocasión me la ofrece Ferni.

--Tú sabes dónde se compra? Cómprame uno, pa tenerlo aquí en el bar.

Perfecto.

Y luego hablamos de Hacienda.

--Mi padre hace tres meses que se murió y todavía anda rezando en Hacienda --dijo Ferni.

Muchos canarismos, eso me parece, son castellano o español viejo, que ha pervivido en aquestas ínsulas baratas. En República Dominicana (donde un universitario me dijo que el dominicano nació de los canarios que se asentaron en el barrio de San Luis, en Santo Domingo) perviven palabras que yo oía cuando niño y que ya desaparecieron en este pueblo, por lo menos en el canario de San Andrés. Cómo nacen y cómo mueren las palabras, cómo se transforma la lengua, es algo que me intriga.

A otros les da por el nacionalismo. Cada loco con su tema.

En Asturias, entre la lectoras femeninas ("novela" creo que en su origen significaba cosa que escriben los clérigos para que lo lean las damas --habrá Benita ya hecho la portada de Llorad las damas?--) arrazan las memorias de Anghel Morales en Lunula 24, seguramente será por la foto donde sale con pantalones de campana, en los movidos años setenta.

Su libro en sexta edición, Credo guanche, también despertará el interés de las damas, buenas lectoras, alejadas de los textos antiguos, brumosos y alegóricos.

--Sabes que aquí en el pueblo llamaban literatos a los ma... a los homesexuales? --dijo... Pero este, y el de los poetas majaderos, que nombra precisamente Anghel en la reciente entrada de su blog, ya son harina de otro costal. Otro día.

2 comentarios:

quico dijo...

En el María Moliner se da como sinónimo de chanchullo, cambullón, y de cambullón dice: cambalache, intriga, chanchullo o trampa. No sé si van a tener razón los descendientes de María Moliner sobre el expolio de la editorial Gredos, o si es verdad que la palabra cambullón es de origen portugués, de cambulhao, como se lee en el tocho en blanco y negro. Cambullonero no sale, mejor es, porque un poquito de cada cosa de esas tenían los poco cambulluneros que llegué a conocer. Nada de ese "come buy on" que tantas veces he oido decir es el origen de la palabrita que nosotros conocemos para hablar de ese oficio de muelles y de barcos. Escuché el último programa de la puerta, lo mejor la teatrada final de Charlin, lo del otro hombre que dijo como si fuera un mérito que le habían un regalado un diccionario de canarismos y aun no lo había abierto ni lo pensaba abrir, me sonó a chulería. No me gustaron los comentarios, o mas bien los no comentarios, sobre el libro de Laureano, excepto el de Charlín defendiendo el título, "La puñetera casa", a mi me gusta, al desintesarado de los canarismo tampoco le gustó el título del libro, vaya, seguro que tampoco le gusta la palabra cambullonero, a mi si me gusta. Jesús te escuché muy bien, ahí en tu papel de moderador/director/conductor del programa, exigiendo opiniones a los opinadores, que para eso están de Ramon ni el forro, el otro hombre Lizundia bien también, un 5 raspado, pero se le entiende más que en sus artículos del Diario de Avisos, que son como grandes expediciónes alrededor de un par de calles con cantidad de pertrechos e instrumentos de laboratorio, porteadores, tiendas de campaña, vacunas, etc., dar la vuelta a la manzana y volver a la puerta de tu casa con un par de panes en una bolsa de plástico.

4 Gatos dijo...

No te escapas, Jesús. Ahora que se te fue el okupa al bosquemado, te sale el Quico de visitador impertinente.
GATONIO.