viernes, 18 de junio de 2010

la rosa

... "cuando llegó del exilio (Antonio Cubillo) en 1985 fui uno de los pocos que fue a recibirle al puerto de Santa Cruz. Ninguna liberación de presos de ETA podía compararse mínimamente en número de asistentes, y mostraba a las claras la debilidad del independentismo". Así cuenta José María Lizundia el retorno de Cubillo a Canarias, después de las puñaladas de Árgel. No sé cuánta gente había, yo no estaba. Pero sí sé algo que me contaron, y que tiene que ver con un ramo de rosas. Vuelve otra vez la rosa de mi memoria su pétalo a colgar.
Otro que vio la debilidad del independentismo fue el policía asturiano Claudio Ramos, perseguidor de maquis y bandoleros asturianos, elevado a la categoría de héroe por Gómez Fouz, cuando, por orden del Ministerio del Interior, vino a Canarias a investigar el movimiento segregacionista. Y mandó un informe a Madrid de que el independentismo en Canaria era un movimiento flojo y que no tenía porvenir. Un servidor, encargado por la editorial Júcar pa corregir el libro del viejo campeón de Europa de boxeo, sintió el desprecio del godo y corregí que no era peligroso porque carecía de movimiento armado. Porque esta era la verdad. No tiene sentido mover armas donde hay que mover la fuerza de aquellas rosas. Esto no lo comprende Lizundia, ni lo comprendió Claudio Ramos ni lo comprende el economista independentista autor del libro Canarias, con futuro, de editorial Benchomo, que cuentan se presentará el miércoles próximo en el salón de actos del Parlamento de Canarias, cuyo autor, según informaciones, reniega de la bandera de las siete estrellas. Habrá que averiguarlo. Su libro, es verdad, quiere desplazar al MPAIAC con pretendidos argumentos de partido caduco e equivocado.
La fuerza de la rosa, amigo. Cuidado con eso.

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