lunes, 11 de octubre de 2010

cosas y cosas

--Ustedes hagánse a la idea de que yo estoy muerto --dijo mi padre, en el coche de mi hermana, rodando junto a la vías del tranvía después de salir de la Residencia.
La doctora que vimos hoy era más mujer que la "niñata" (así la llamó mi hermana) que nos dio el otro día malas noticias sin hacer la biopsia. La biopsia es el cuento entre el mago y el cuñado, y eso, ya lo dije, que lo escriba Andrés Chaves, que es el que tiene el copirrái, y además escribe muy bien, y no está atado a nada, sino a lo que le gusta y le conviene. Zerolo en hojas bajas. Llanos, futura esperanza blanca. O negra, o gay.
La doctora mujer habló con mi padre y lo trató como a un hombre, le dijo lo que había. Me acordé de ún libro que tengo en Icod (ahora plantadas papas negras). Los últimos días de Kant, de Thomas de Quincey (?). Es un relato soberbio, impecable. Ves a Kant por dentro, aunque no hayas leído ni la razón pura ni la crítica moral ni nada. Yo conocí a Kant por ese libro, del laudanómano inglés, y ese día en Icod pensé rob´´armelo para releerlo. Hoy pienso que este tramo de esta obra novelística, que ensayo en estas flores y estas mierdas, sería reescribir Los últimos días de Kant.
Otro libro importante hoy es Crimen y castigo en la sociedad salvaje. (Mi hermana estuvo a punto de tirarlo a la basura el otro día, cuando hizimos limpieza en la casa de mi padre:) De Malinoski (el libro lo tengo abajo, en la mesa del patio, ya corregiré el nombre del autor y el título si me equivoqué). Malinoski. Otro hombre cuya patria estuvo en Icod un tiempo, almendro de donde también procede Antonio Cubillo. Mi hermana conoció a una descendiente, del Malinoski; al parecer dejó preñada a su criada, habría que investigar este caso, pedir una subvención al Cabildo y que lo emprenda el hombre adecuado, que no es otro que Ramón Herar. Su crónica de vamos a ver, Granadilla del Médano, más cercana al color local, aunque la descripción del edil en el cuento de Lizundia es insuperable. Seguramente se lo robe para ponerle la guinda descriptiva a un personaje de Informe para cumplir una condena.
Anghel me dice que los editores alemanes están presuntamente interesados en El pintor asesino. A ver si se va el presunto. Me imagino un destino medieval de esa novela. Una traducción alemana que se usa para una traducción al chino, y esta traducción china se traduce al inglés, y esta traducción inglesa se traduce al español. El resultado sería una novela genial o absolutamente olvidable. Hoy es una novela que debe pasar por las manos censoras de algunos lectores, pero no tengo nada que ofrecer para hacerles grato ese trabajo. Cada vez más descreo de la creación individual. Y confío más en la ley de la especie. Los futuros escritores no serán, en su mayoría, sino puros reescritores de obras fallidas. Regresa el medievo. Lo único que nos queda por saber es que nueva religión es la verdadera.
A Malinoski (lo siento, creo que está mal escrito) lo conocí en Gijón. En trabajando para editorial Júcar. Corregí --erratas-- de su diario en Tenerife (nada de que tuvo descendencia con la mujer que atendía su casa en Icod), el relato de su día más feliz sobre la tierra, un viaje con su madre en coche por la carretera del norte, a la altura de Tacoronte.
Buen antropólogo este... de ¿dónde era?... Cuervo Herar seguro que lo sabe. Y Berto el Lagarto, mi hermano amigo, también. Espero poder ir a la inauguración de las fotos de boxeo de Quico. Y de camino ver la exposición A ver, vamos. Aparte del cartelismos de Cuervo Herrar (errata válida), el silencio acompaña a las otras obras visuales. Y la página de Laureano de Lorenzo, pinches la que pinches, siempre sale la misma foto, de obra de Sonia Muñoz, que además se ve muy mal, por cierto. Siento decirlo, amigo Lorenzo.

1 comentario:

Ramón Herar dijo...

Bronislaw Malinowski (sólo te faltó la 'w', ja ja), polaco y afincado en Inglaterra, país y lengua con los que llevó a cabo (hasta donde yo sé, claro) sus principales investigaciones para luego irse a EEUU y Cuba donde conoció al famoso antropólogo cubano Fernando Ortiz. Un personaje interesantísimo y una de las figuras clave de la historia de la antropología. Padre del funcionalismo británico y de la metodología del trabajo de campo conocida como observación participante. Drogadicto empedernido (aunque sin las connotaciones peyorativas actuales del término), siempre llevaba una farmacia rodante con él. De vuelta a Inglaterra, en su estancia de reposo y aclimatación en Icod, como bien dices, esribió su obra cumbre "Los Argonautas del Pacífico Occidental", y, según algunas lenguas, algo más en aquella hacienda frente al gran drago.