domingo, 3 de octubre de 2010

the ingenicus country gentleman

El nuevo tripulante que ha asido el remo de Shelock Holmes el Rata de la investigación iluminada por la cerveza, me envía un mensaje al movil:



Felix Rojas confirmó q

viene el martes con josé

antonio reverón
(La Puerta (o Bosque de Tijuana) Radio Unión Tenerife)



A felix Rojas, Diosmediante, lo conoceré. A José Antonio Reverón casi lo puedo considerar un amigo. Ojalá alcance el máximo poder en el estado de Arona, el territorio de Factotum, la opera prima de Javier Hernández, el nuevo tripulante. También español, ahora junto a la inimaginable aventura de estar protegido por la bella bandera de las siete estrellas verdes, que si son siete moscas también es bella.


La ignorancia propia y la valentía de Ramón el Cuervo en su Bosque Quemado, me hacen pensar en el Monterrey (hostoria secreta) que


... ya si me apuran no vale la pena crear nada. Lo que se impone es recrear.

Pierre Menard reescribió el Quijote. En un hacer menos metafísico, los imagineros medievales (peninsulares) recreaban obras que encontraban en sus villanas o caballerosas hazañas. Y qué lengua la de aquella gente. Afilada como la espada, veloz como el caballo, fuerte y alta como la almena de un castillo, sencilla como unos ojos bellos... La edad de oro del idioma. El Renacimiento fue bronce pulido, admirablemente válido pero de menor alcance. Los románticos intentaron recuperar aquellos tiempos, pero ya eran idos y cualquier recreación estuvo dañada por la nostalgia, que es la culpa bendecida por el agua de la tristeza (disculpame la retórica, esta verbosidad farsa). Cantinflas, Mario Moreno Cantinflas (me lo recordó está noche en el Castillo Quico el pescador), los aunó a todos ellos. Épica, humor y sentimientos. Algún día, hombre, mujer, descubrirás como yo que Cantinflas fue de lo más grande que alumbró el siglo XX. México --como profetizó Malcolm Lowry-- haciendo una balada sobre el cadáver prepotente de Norteamérica.


Qué es el personaje de un libro? --se preguntó Stevenson--: después de todo, un personaje es tan solo una ristra de palabras (si hubiese escrito "gavilla" en lugar de "ristra", al instante hubiésemos despreciado a todos los personajes de todos los libros).

A Stevenson lo cita ahora mi maestro en los sueños --el indigente Borges-- y añade, su cosecha: "De hecho, hay personajes que cobran vida en una sola frase". Y habla, este Borges, de sueño y realidad, o como queria Goethe: verdad y poesía. No les copiaré el discurso completo --a menos que me paguen o me inviten, como Juan Royo, a un buen vino-- pero sí al menos una conclusión: "Uno no debe quejarse si la gente se ríe de nosotros, porque por lo que sabemos, esa gente puede inmortalizarnos con su risa".

Es lo que hizo Ramón Herar en su tratamiento recreador sobre un cartel publicitario (reciente entrada en su blog). No sé si inlortalizarlo (errata por "inmortalizarlo"), pero sí despertar las ganas de ese día ir al Sur, al estado de Granadilla. A ver qué vemos. La recreación crea el poder de convicción que no tenía el original.

Sea como sea, el escritor es su poder de convicción. Como mi vecino Sherlock Holmes el Rata. Como el autor que creó la bandera de las siete moscas verdes (oye, Cuervo, ¿cuándo me vas a prestar ese libro?). Nos alegró con el afecto al personaje --la bandera esta vez-- su personaje contrario. Queremos a Sancho Panza por don Quijote. Queremos a Watson por Holmes el Rata. Más que por sus aventuras en El Tanque el otro día (lugar artístico simbólico que Anghel Morales, acierto poético, llamó El Bidón, y que yo defendí porque lo defendía Dulcinea Xerach), deseamos ir el próximo viernes al Bidón por el siguiente motivo: un beso de Watson, el ratoncito colorado, al retrato de Wagner en su móvil. Estamos interesados en el héroe. Y el héroe muere como debe morir. El otro --lo dijo maese Borges, o Cho Borges, si me permites ser infamemente localista-- muere de la manera más triste, sabiendo que ha estado equivocado. Como el Quijote, como yo, como Holmes el Rata, ese hijo pródigo del Bosque de Tijuana.
(Otro día hablaré del Hijo Pródigo, y de André Gide). Ahora, después del martes, espero el día 8 de este mes de octubre, ir en Granadilla. A ver qué vemos.)

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