miércoles, 8 de diciembre de 2010

luces letales

Dos mujeres atacaban a uno esta mañana en El Castillo. Lo insultaban, lo golpeaban, y el hombre aguantaba porque no quería levantarle la mano a ninguna mujer. La furia iba in crescendo. Y una de ellas llamó a la policía. Cuando llegó la policía, ella le dijo que el otro la había golpeado en la boca.
--Pero si usted no tiene ninguna marca en la boca.
Me ofrecí de testigo. Cuando la poli se retiró, y de regreso a casa, esta vez fui yo el objetivo de los insultos. Prudentemente pasar de largo y ni mirar.

Luego hablo con otra mujer con la que tuve anoche dos palabras. Parecía que estaba grabando la conversación para quedarse bien puesta. Fantasías en colores.

A las cinco de la mañana, contaron, apareció sobre el mar una luz de gran tamaño. Yo no la vi.

"La luz del fin del mundo" podría ser un título para una vieja novela que escribí en Gijón, que recientemente pude rescatar. Buf, muy buena pero cuánto... me puse malo leyéndola.

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