lunes, 24 de enero de 2011

en el cíber del pueblo

--El eme de los cojones metió el dedo en el ordenador y lo jodió. Ahora estoy en el cíber y no tengo mucho tiempo. Me salió caro el derby. No sólo los poetas grandilocuentes merecen el degüello o el azufre. Otra historia, la carretilla de tirar la basura. Historia larga con Domitila. "Chito --me dijo hoy--, como puedes hacerme eso, si te vi nacer". También es verdad. Le pedí perdón por no permitir que me ponga bolsas mal cerradas y demás basuras en la carretilla del patio de afuera, todos los días de Dios. Y mañana otra vez La Puerta. De nuevo Charlín y de nuevo Julia Gil, a hacer propaganda de su nuevo libro pajinero. Que se prepare nuestro jurisprudente Víctor, cara a cara con el trovador galaico. A lo mejor hablamos del Sahara. No, no, Ramón, no puedo ir al cine de Cajacanarias hoy. Digamos que estoy trabajando la novela del polémico prólogo. Digamos eso --dijo el mago, antes de seguir, en el ciber del pueblo, lleno de animada gente, investigando blogs antes de mirar el correo personal--. ¿El viejo? Anoche me contó todos los episodios de su vida militar en Las Palmas. Dijo que todo eso es una novela. Le dije que yo se la escribía y la firmaba con su nombre. Negro de mi padre, la raíz de mi destino. El gofio es el hilo conductor de toda la trama... --Ramón procuró acortar la dialéctica del mago: había llamado él.

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