domingo, 9 de enero de 2011

nueva derrota

El Tenerife, falto de raíces naufraga sin destino. Esto sí que es muerte lenta. Empecemos a llorar aunque las lágrimas no deshagan la escarcha extranjera que lo cubre. Te acompaño en el sentimiento, míster Cuervo. Y recuerdo que Juan Royo tampoco debe de tener los ánimos por las alturas. El tranvía riela triste por las vías. Callado está el Auditorio. Sólo El Tanque, ese bidón que decía don Anghel, parece respirar un poco de frescura, según he oído. Será verdad. Ojalá. Y el martes, nueva derrota del Tijuana con artistas que son chamuscados por las llamas de su propio genio, según recordaba Víctor el pasado día 4 por la tarde-noche, etc.
Y por el pueblo, Juanito haciendo espionaje a su pesar, ahora en la casa del mago, pidiéndole ayuda para escribirle un poema de amor a la niña desconocida. Pretendía que se lo escribiese en alemán. Pero el mago no sabe alemán. Así que tuvo que conformarse con el español de media altura. Y ni siquiera sabe el nombre de la destinataria de los versos. Ha decidido llamarla Esther.
Mientras, Esther --que en realidad se llama Griselda-- aprovecha sus clases de español para investigar sobre San Andrés, el pueblo de su amado. Por lo pronto ha encontrado el título de un libro sobre el pueblo: Hilván insinuativo de San Andrés. Le pidió a sus padres que se lo trajesen los Reyes. Pero no fue así. Y ella no cree lo que le dicen. "Ese libro no existe".

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