lunes, 6 de febrero de 2012

bruitres, cuervos y un águila

Por supuesto, hermano Herar, que el buitre que todos llevamos dentro esta presto a ponerse las botas y sobrevolar desde que comencemos a acarroñarnos. La solución, bañarse todos los días y mantener el cuerpo sano y la mente saludable. Entonces el buitre, aburrido, termina por ir a buscar porquería a otro lado. Otro caso es el cuervo, animal de poder. Don Juan, recuerda, se convertía en cuervo y tenía mirada de cuervo y sonreía como un cuervo. Ayer, Marcelino (el hombre que no citó a José María Lizundia como autor de un prólogo memorable) me recriminaba que usara este blog para saldar las cuentas con los demonios de la existencia. Es una manera simple de ver la cosa. Si así fuera, la escritura te vale para conjurar malos deseos. Se lo oí a Paco Ignacio Taibo II (novelista y director de la Semana negra de Gijón): "Yo maté a mi suegra en una novela para evitar matarla en la realidad". El clásico valor terapeútico de la visión narrativa. Pero digo que el caso es más complicado y recuerdo la defensa que hizo de sí mismo Nabokov cuando lo atacaron de pederasta. Respondió que un novelista no tenía necesariamente que identificarse con sus personajes. Entiendo bien al ruso. Yo, por ponerme como mejor ejemplo, no soy ni Elías (el de El negro), ni un pintor asesino (y lo de pintor entre comillas) ni el Jesús Castellano del Libro del cuervo (Jesús Castellano fue también una persona real que hizo notables funciones en el Vaticano), y mucho menos me identifico con Agosta la que escribe maldades y excrecencias esperando ser leída por las jovencitas de su edad.
Don Juan le decía a Castaneda que escribiera todas las historias que quisiera pero que no tuvieran nada que ver con él. Pero quien quiera vincular al escritor con los patanes que inventa (Humbolt Humbolt en el caso de Lolita) puede hacerlo. Por lo general, la idea que la gente se hace de la gente es más fantasmagórica que real. Tanto desapaece la realidad que llega a no existir. Pero esto de la no existencia de la realidad es una cuestión que no está a mi alcance demostrar por medio de la razón: o lo sabes o no lo sabes. Es lo único que te puedo decir, Mr Cuervo. Lo demás nos lo dijo (a Capitán M y a mí) anoche Dr R en la plaza de los poetas. Noche también memorable (como la del día de la presentación del libro del Sáhara) en que Dr R nos condujo a descubrir una enigmática trama de rótulos en una bifurcación de calles (marcada por una águila voladora) de este S/C que a veces nos acoje y a veces nos acojona.

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