jueves, 23 de febrero de 2012

conato de bronca y propuesta literaria

Ayer entierro de la sardina. Lo vi poco. Conato de bronca con una pareja a quienes les molestaba que me pusiese detrás de "las niñas".
--Qué niñas? Yo aquí no veo niñas.
Terminé por darme cuenta de que se referían a niñas de 16 años, más o menos. No les hice caso. Llamaron a un guardia. El guardia pasó del tema. Al parecer, en un sitio público puede estar incluso gente como yo. Siguieron despotricando. Un cuarto de hora esto y lo otro. Imposible razonar. Ya me estaban dando ganas de fajarme con el individuo. Fui razonable. Antecedentes tengo y no hay que tentar al Diablo. En una reyerta pública hubiese llevado las de perder (no con el individuo, que quizá también) sino con los agentes policiales, con la ley. A Victor Roncero le consulté un día cómo podía solicitar que me borraran los antecedentes. La solución que me dio es ir al Juzgado.
--Pero en el Juzgado, si entras --dijo, en un español con más calidad de página--, puedes acabar en la cárcel.
Así que no fui al juzgado ni mandé a tomar por ahí al bocazas de las siete niñas y media. La tipa era peor. Más combativa. Decidí alejarme, prudente o cobardemente. No lo sé.
*
Una amiga me llamó ayer para preguntarme por una escuela de aprendizaje literario los fines de semana. Sé de alguna pero no los fines de semana.
Bueno, sí. La Academia Chitoski. Por ahora, dos profesores disponibles. Lo pongo aquí para que mi amiga lo sepa, y quienes quieran saberlo. Tendría que consultar con Yael los detalles técnicos. Pero no tengo ahora efectivos para pagar ninguna consulta.
Nunca me preocupó el dinero. Va y viene, me decía. Cuando lo tienes pagas tú, y cuando no, paga el otro, o la otra. Ahora comienza a preocuparme. La importancia del dinero más que el mismo dinero. En fin, entre quien me esconde y quien me enseña, supongo que algo se podrá hacer. En la Academia de fines de semana.
*
Gracias, amigo, por el whiskey.

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