domingo, 25 de marzo de 2012

sabor de mujeres

Hubo viaje al Sur, con camiseta del CNR y otra pendiente para el día 13, viernes trece de abril. Lo que no mata engorda. Cena de cumpleaños en la cumbre. Hombres haciendo bulto en el telón de fondo y mujeres en primer plano. Suspiro por ese día en la cumbre, y voces de mujeres colmando el hambre de música de los oídos. También preparativos de negocios raros en Santa Cruz de las Colillas. Lo resume el sms

el plan sigue, joven. Hay que mantenerse en forma, puños y mente ágiles. Comer bien. ... Posible expo de la Academia Chitoski y CNR. Tunig art en la sala d arriba. ...

eludo el nombre del sitio, por si acaso.

Bueno, pos presentación de La leyenda de Fukaeri en la librería Bárbara, de Los Cristianos. Autor Antonio Gómez Charlín. Añadió un cuento al libro. "¿Cómo llegué a ser escritor?" Su presencia esprádica en este mundo es un milagro. Gracias a mil carambolas pudimos estar con Charlín el viernes noche. Su vida es un milagro. Su afición a las corridas de fondo no. Algo a imitar. Un Gómez Charlín que busca el amor desesperadamente. Y que ha encontrado un sitio de poder donde fabrica su próxima novela. Antes de él un dúo musical. Un chico cantante y guitarrista prescindible. Y una chica imprescindible. El violonchelo entre sus pierna, el modo de mover el palo o como se llame eso que hace sonar el violonchelo, su mirada más atenta al sonido que a la sala, todo hacía en ella un milagro y una maravilla. Y la segunda canción, Copa rota, incluso cantada por el estorbo que acompañaba a la chica, sonó muy bien. Amores desgarrados. El amor como fruto de heridas profundas. De otro modo es imposible verlo. Por todos lados historias de amor triste. Como en el libro de Juana Santana Mujeres con gafas de luna. Las mujeres al poder. Maravillosa la violonchelista de la noche de Los Cristianos. Maravilloso el libro de Juana Santana. Sibisse recordaba una vez que la novela, in illo tempore, era un artefacto hecho por caballeros para que lo usaran las damas. Mujeres con gafas de luna está escrito por una mujer, alma de mujer que nos permite a los hombres, y a los medio hombres, conocer un poco más en profundidad a ese objeto laberíntico que llaman mujer. El libro de Juana, muy bueno. Es un milagro lo que está pasando en estas islas y la narrativa. Con trasfondo filosófico. Aquí no hay filósofos apreciables. Pero es raro que nuestros notables narradores no tengan cimiento filosófico sosteniendo lo que cuenta. A lo que ya tenemos, dentro de poco vendrá una redición de Retrato de Marlou Diésel (esta vez no seré yo y el impresor los responsables de la portada) y Puerto Santo, con portada de Mr. Cuervo, prefabricada el otro día en la Academia Chistoski (últimamente abierta a la reflexología: masaje de los pies). Fue Mr Cuervo, bajo el seudónimo de Ramón Herar o de Monchi (según Antonio) el que habló el otro día sobre el libro de Charlín. Lo que dijo, esperemos que lo publique pronto en su bosque quemado. De allí se fueron pronto Javier y Juan. Juan se enamoró de mi amante secreta del Sur, y cuando vio que ella era a mí a quien miraba, cabizbajo y pelado al rape, se escabulló en la sombra (ojalá no haya roto ninguna copa).
En la mesa de la cena posterior, en una casa de comida hindú (me acordé de cuando mi padre vendía mangos verdes a las indias), Irina. Rusa bella y con inteligencia solar. Experta en inteligencia cognitiva. En física cuántica. En altas matemáticas. Numerosas conferencias en EE UU y profesora en la Universidad de Viena. Fernando y Sita de intérpretes, inglés coiné el de Fernado y refinado el de Sita. No, no creo que esté en Las Palmas en el congreso próximo sobre el Sahara. Si sé que trabajó para las líneas aeroespaciales de Rusia. De pelo moreno como la noche sin luna. Pero mujer con gafas de luna. Una suerte haberla conocido. Dijo que aprendería español para leer mis libros. Sueño con mis libros en Viena, con Juan Royo haciendo una traducción-versión del Cuervo al alemán, y me derrito de gusto. Más me derrito aquí donde esto escribo. Casa de Clara. Cocinó unas sabrosas costillas. Le digo que me deje quedar a la cena y después de la cena.
Y a Sita le sentó de maravilla la camisa malva del CNR. Y a mi amigo Berto la noticia de que Luis Alemany...

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