lunes, 16 de abril de 2012

acusaciones

Entre "las putas tienen algo de santas y las santas tienen algo de putas" y "todas las putas son santas y todas las santas son putas", existe un abismo ideológico, dos formas antagónicas de ver el mundo, quizá lo que los hermanos L-V llamaron relativismo y no relativismo. Prefiero la segunda opción, no por razones ideas sino por emociones poéticas (como principio de un romance, es la única opción

todas las putas son santas,
todas las santas son putas...)

y espero que reflexiones si o no "toda idea es poesía y toda poesía es idea", incluso las malas. Malas ideas me brotaron la otra noche, la noche de los antecedentes. Las acusaciones eran ciertas. Por fortuna, G no añadió la de maltratador. Más incierta que la verdad. Sí son ciertas las que G señaló. La herida había cicatrizado mal, y fue suficiente el dedo en la llaga para que ahora esté desangrándome. Mis conocimientos médicos me indican que las sangrías son terapéuticas de vez en cuando. Espero que sí. Y que Dios me conceda tiempo para reparar mis delitos y no volverlos a cometer.

Ahora de pronto recuerdo tres casos de ACUSADORES: 1) los tiradores de piedras contra María Magdalena; 2) El pintor, el poeta y el político que acusaron a Sócrates de impío y corruptor de menores, y 3) el moreno que acusó (y era cierto) a Martín Fierro de haber matado a su hermano. Es el único caso en que el lector oyente simpatiza con el acusador. Martín Fierro en una borrachera se comportó de un modo indigno. Sin embargo, comprendemos al gaucho cuando no permite que el negro se acerque a tocarle las pelotas de la conciencia. En cambio, en el caso 1 estamos con María, y con Jesucristo. Muchos son los que tiran piedras que tenían antes que metérselas por donde estás pensando. Por lo que queda, en el caso de Sócrates, no tengo otra opción que estar con el héroe de la historia del pensamiento. Reconocer la propia ignorancia es superior a la petulancia de los que creen saber más que nadie porque han leído muchos libros, sus pinturas están en prestigiosos museos y su palabra es ley en las pantomimas públicas.

Y ahora iba a hablar (en honor de mi amigo-hermano Alberto Linares) de Ramón Trujillo Carreño, nuestro antiguo profesor de Semántica (quizá tenía razón Josefina Martínez en Oviedo y la voz pasiva en español no exista, en contra de la demostración de Ramón Trujillo), que hoy está en la página 6 de La Opinión. Pero el tiempo de TEA se termina y hay que caminar. Si no camino, no seré santo nunca y nadie me va a querer. Hasta otra y que Mr Cuervo logré salir de las encerronas del Triángulo.  

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