domingo, 13 de mayo de 2012

apuntes después de ver "Cubillo, crimen de Estado".

Acabo de ver la película Cubillo, crimen de Estado. Cubillo y el Mpaiac, sin ser yo un especialista, aparece en El negro y El pintor asesino. A veces la intuición acierta con la realidad. En el caso de El negro --un elogio fue que un amigo de la época creyese que yo habia sido un espía español-- me remite a la figura de Espinosa en el documental: es la que más fuerza tiene. Si hay un hombre --con todas las contradicciones que eso implica-- de los que rodearon el caso Cubillo, es este Espinosa. Creo que volveré a ver el documental, muy bien hecho y recogiendo documentos --nunca mejor dicho-- valiosos para restaurar y reinterpretar la historia reciente de Canarias, donde Antonio Cubillo no sólo sufrió transfusión de sangre en Argel --hoy hablaba del valor de la sangre en Los Naranjeros; pienso ahora en lo que significa la sangre en libros como Biblia.... La sangre es la vida. La sangre se reaviva en Espinosa (curioso el apellido, el mismo que el curita de Alcalá de Henares --devoto de la Virgen negra de Candelaria-- al que un Guerra (de los de Valle de Guerra) mandó quemar su libro que tanto trabajo le costó imprimir en Sevilla) cuando recuerda a los que fueron sus jefes y los jefes de sus jefes. Martín Villa, Alfonso Guerra, se sospecha también de Felipe González, etc) le hierve la sangre: "En el lado derecho, porque en el izquierdo ya no tengo corazón". Deseé, como espectador, que en el diálogo entre Antonio Cubillo y el hombre que lo apuñaló, hubiese estado Espinosa. Esa es la película, esa es la novela. Antonio Cubillo traicionado por gente de aquí que decían y siguen diciendo defender la independencia (cuando decir eso es rentable) y Espinosa, un hombre traicionado --y que pagó el pato-- por los cabezas de la operación, los que están en el intestino de la trama. "Por una parte están ellos, y por otra nosotros, los borregos", dice Espinosa. Si puedo ver de nuevo el documental, puede que copie sus palabras al pie de la letra. Por lo pronto, si hay suerte, el martes en la radio tendremos con nosotros a un analista político --amistad aparte-- que estuvo un día con Antonio Cubillo y escribio un libro que consideré en su momento de obligada lectura. Canarias, diversos nacionalismos. Hablo de José María Lizundia Zamalloa. Pero aquí, nadie lee. O lee y mira para el cielo. Hacen bien.
(Una pena que no haya testimonio cinematográfico de la llegada de Antonio Cubillo a Santa Cruz de Tenerife cuando regresó de Argel. Por motivos personales lo lamenté. Una mujer lo recibió con un ramo de flores. Hay una foto. Se la ve de espaldas.)

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