lunes, 18 de junio de 2012

El Perdedor

Sábado 16 de junio, Luchalibro, en el Atlántico

Criserey, de la Organización de los combates, una muchacha agradabilísima, recibió a los luchadores. También a Castell Yooung. Criserey anotó el memorando, el currículo de Young. Pasaron a la cocina y le presentó a los otros combatientes. Ya conocía, al llegar, a Esquince del Lince. Pero no le tocó el Esquince. Su oponente: Musidora. Nombre musical.
Hubo tres momentos en que Castell Young supo que iba a perder la pelea. Principalmente cuando Musidora le dijo que pasara lo que pasara, ella y él seguirían escribiendo. Castell luchaba por despedirse con gloria y Musidora por iniciar una carrera en la gloria, abrirse camino en un oficio donde la meta es el olvido y el menos ingenio llega antes. Ni siquiera por un bistec, como en el cuento de Jack London. Castell hubiera preferido batirse con Esguince del Lince, habitante de Tegueste, buena tierra. Casco de moto y hombe cordial. Hubiera sido una sangrienta pelea entre un joven que entra y un viejo que sale. Y con Elsa López en el Jurado, la victoria honraría al mejor. Un nuevo viaje a La Palma. Pero luchar con Musidora  era repetir la antigua escena de un crimen. Castell  Young hizo de Bestia in illo témpore, y Bella murió del susto. No sirvieron de nada las rosas del jardín. Era un Young entonces, tenía espaldas para cargar con todos los crímenes. Ahora ya no, ahora lo llaman simplemente Castell. Y Musidora era una segunda entrega de María Iribarne, argentina, misteriosa, fría, calculadora. Y Elsa López en el Jurado. Castell la deslizó sobre lágrimas negras hacia el abismo, y nombró la soga. Elsa López se vengó.
--Mereciste ganar tú --dijo Cucaracho.
--Sí, usé tu mismo truco. Pero tú tenías en el Jurado a Eduardo.
Eduardo García Rojas es un autor más proclive a la prosa cruda que a la poesía cocinada. Elsa es poeta y feminista. Viernes prosa, sábado poesía, y tres palabras para improvisar.

La PROMESA del COJO

Castell Young el cojo hizo una promesa. Apagar el móvil y mandarse a mudar, lejos de toda esta locura. "No apagues el móvil", dijo Musidora. "Tú te enamoras fácil", dijo Cucaracho. Y tenía razón. El cojo Castell obedeció a Musidora e incumplió la promesa. Fue Musidora quien apagó el móvil. Estaba ocupada preparando con Jorge Luis Borges su próxima pelea. 

 

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