miércoles, 6 de junio de 2012

--No sé por qué sigo leyendo tu blog --capitán Spock desde Enterprise.
--Ya no leo tu blog --una amiga.
--No te doy mi número de móvil. Ya te tengo miedo --Geminis, ayer en la radio, donde los recibimientos de Candelaria tienen la virtud de ...

En fin, aquí las notas:

nota 1.
En el capítulo II (de El año de la seca), isla seca rodeada de mar; la novela ilumina una paradoja a tener en cuenta: la ausencia de agua empuja a los herreños a huir de la isla, y el mar, cúmulo de agua, impide la huida. El año de la seca, de Víctor Álamo de la Rosa. Capítulo II. Un castigo, supongo, esa sequedad. Motivo --sospecho-- el crimen en el I. Un niño muerto. Asesinado. Un niño muerto que por lo pronto en El año de la seca aparece como recurso, y que existe como realidad, presunto asesinado, en Cucarachas con Chanel.
Una primera diferencia importante entre la novela de Víctor Álamo y la novela de JRamallo está en quién narra. Un narrador omniscio, que lo sabe todo, en El año de la seca. Al contrario en Cucarachas con Chanel; presiento que aquí quien habla es el niño muerto. La diferencia no es gratuita. El narrador es el personaje principal de muchas novelas. Impone la atmósfera y el estilo. En El año de la seca oímos un clamor celestial, impostado con una poética rebuscada que lo desvirtúa, y en Cucaracha con Chanel una voz extrañamente humana, profundamente titubeante, poética --si la poesía es conocimiento-- precisamente por su negarse a cualquier palabra que chirríe con el tedio de los que quieren contar más de lo que es menester o hacer música de jazz donde lo que hay es música bailable.

nota 2
Carmen, su admiración por Ismael Serrano, me incita a oírlo en vivo. La casualidad hace que Luisa Reyes me gestione una invitación. Quiero saber qué tiene el cantante que no tenga yo. Pronto lo sé. Sensibilidad, mesura, cortesía, saber estar y saber hablar, ausencia de miedo... Y habla de los pobres diablos que odian a los emigrantes y a Pilar Bardem, y habla de la esperanza ahora dormida del 15 M, y del valor del no destino, y de la redención de las almas averiadas, y de una mujer y un hombre que se conocen una noche en el Bar de los Recuerdos y se susurran y se besan y una se aleja de uno y, con el tiempo, cuando ella quiere acercarse otra vez, él le cierra el móvil... Poesía acunadora y amigables maneras en el escenario. Ismael cuenta, canta y dialoga con su amigo, un hombre estoico y sabio. Y a mi lado, en el patio de butacas, un gordo oliente. Redobla el olor con discontinuos bufos. Pestazo por encima de lo permitido. Deseo que el cantante lo llame a su bar y que nos diga a todos de quién recibe y a quién manda mensajes por el móvil. Cada bufo un mensaje. Cada canción, una historia. Historias de amor y de guerras cotidianas.
A la salida, la compañia de Pepa y Carmen me redimen del castigo, pero no perdonan que no haya invitado a Ismael Serrano a tomar una copa a la salida. Me dejan tirado en La Maldad. Lamento la invitación que me condenó al patio de Butacas. Bufo tras bufo. Y silenciosa, la pantalla del móvil continuamente brillante. Y de vez en cuando suena el móvil en el Bar. Y B contesta: "Está equivocada. Yo no soy B". El organillo de ciegos suena. Es milagroso. Aleja el olor de al lado y alluda a la voz de Ismael. Lástima que sólo sonó una vez. Ese organillo merece la memoria de una música. Me lleva a las canciones que recuerdo.

de tanto mirar la luna
ya no sabés qué mirar


(Atahualpa Yupanqui)

*

Había en mi pueblo un doctor
que según decía Donato
tenía un aparato
que curaba de lo mejor

(?. Punto cubano)

*
 qué tiempo tan feliz
el de nuestra juventud

(una cantante inglesa de los setenta)

*

No sabes cuánto sufrí

(Mari Trini)

etc.

Pero sin ese organillo, se impuso una realidad sin recuerdos, una realidad ignominiosa, en el Bar de la Ignomia (Ismael Serrano me copió la idea. Ver LUNULA, último número. El del patio de butaca era la fila 7, y 22 el asiento. Suman 29. El día que nací al mundo.

Duerme, mi niño duerme,
que viene el coco
y se lleva a los niños
que duermen poco... 

4 comentarios:

el escritor escondido dijo...

Ismael Serrano es el único cantautor que merece la pena ... Un crack. Salu2

Luna negra dijo...

Lo vi el pasado año en el Teatro Falla de Cádiz, es muy bueno. No me enteré esta vez.

Jesús Castellano dijo...

a EEE. A ver si el cuadrito merece también, aunque sea un poco, la pena. Estoy en ello. Lienzo pequeño. Me voy a especializar en lienzos pequeños. Como el buen perfume. Un abrazo.

A Luna Negra (Lilith, devoradora de hombres, como la serrana del romance). Un alivio que te guste Ismael Serrano. Yo, por otros motivos, lo tengo en un pedestal.

Luna negra dijo...

No soy la reina de los súcubos ni de los vampiros, Sr. Castellano. Mejor piense que soy la reina de los deseos ocultos; es lo que me corresponde ser astrológicamente.