domingo, 21 de octubre de 2012

rutas

--Cuando tu amante no está contigo, es que está con otro --uno en el bar Aurora, con el monotema de la era de Piscis, ajeno a que ya entramos en la de Acuario. Se terminó nadar en las aguas, que no siempre son las mismas, y ahora nadamos en las tecnologías. En fin, resonancias de tiempos que se niegan, paranoicos tiempos, a dejar que los sumerja su destino, uno de tantos agujeros negros que hay en el universo y en la vida de los humanos. Recojo la frase del filósofo de barra. También Schopenhauer estaba obsesionado con el amor. Sigue vigente el cerebro alemán, sólo que donde ayer él ponía hombre hoy hay que poner mujer (reclaman --muchas mujeres-- con coraje su espacio, su intimidad y su libertad, salvo las conejas, que sigue habiendo, trabadas con éste o con aquel), y donde mujer poner hombre. El precedente, símbolico si quieres ponerlo así, en mi imaginario está en aquella canción de una catalana que decía yo amo a los hombres como si fueran ropa interior, de quita y pon. Nada que ver con la señora Renald, de Rojo y negro, por lo menos hasta la página que llevo leída. Temo que a esta novela (contrariamente a lo que ocurre con Ballena Blanca o el Licenciado Vidrieras, dos importantes ejemplos, que siguen teniendo cuerda a pesar de que, en su superficie, los mundos narrados han pasado a la historia) ya está caduca. Pero hay obras que se pueden seguir leyendo, como se pueden seguir comiendo latas de sardinas con fecha de caducidad de ayer (por un día no pasa nada).
--¿Vamos, mi amor? --me dice una chica de la calle Miraflores.
Tres son las rutas que me llevan desde el barrio a Santa Cruz. Cuando estoy místico, desciendo por la vía de Zerolo, a la vera del Gran Canal que corta en dos Santa Cruz. Cuado estoy físico, desciendo por el puente grande (obra arquitectónica que me sigue maravillando), paso por el puente Zurita (en el pasado residencia de suicidas) y llego a la plaza de La Paz y sigo hasta la plaza Weyler y me desvío por la zona de Miraflores (bellas son las ruinas de un ayer glorioso). Y los martes, cuando voy a la radio, primero la avenida Venezuela, segundo la avenida de Tenerife I y tercero la avenida Tres de Mayo. No sé qué tendrán que ver estas tres rutas con la narratica canaria. Todavía no lo sé.
--¿No sé por qué te metes con esa que no se ocupa de ti? --me dice un amigo que tropiezo en el bar del chino (a veces paso por este bar antes de bajar a los ordenadores del Tea, buen servicio, es bueno recordarlo).
Sí, la individua, escritora ella, con quien me meto emplea conmigo la táctica de el mayor desprecio es no hacer aprecio. Lo cual me da lo mismo o me da igual. Hablo de algunos escritores and escritoras como un forense que se ocupa de un cadáver sin que reciba por parte del muerto el mismo interés ocupativo. Mejor. Cada cual en su papel, en su sitio.
Recuerdo la película que vi el otro día, noche de lluvia, en una sala del Aguere con Carmen y Pepa. "Algo anda mal, pero no sé lo que es". Sí, algo anda mal. Pero no todo anda mal. No todos quieren vendernos boñigas envolviéndolas con papel de regalo. No todos los días hay una pulga en el más cercano wáter del Tea molestando el toto de una estudiante.

No hay comentarios: