jueves, 13 de diciembre de 2012

"el día que yo me muera / quiero que tú me recuerdes"

No todos los días tenemos oportunidad de despedir los restos mortales de un héroe. Los espirituales --y políticos- comenzarán ahora a reverdecer, como las estrellas de la bandera y también las moscas de la bandera alternativa que inventó La Zurda o quien hizo el diseño de su libro Islas Canallas, vaticino aunque nadie es profeta en su tierra. Y me da lo mismo equivocarme. Quiero creer que la muerte física de Antonio Cubillo marca un imprevisto en nuestros sucesivos días. Se acabó el amaneramiento lírico y comienza la epopeya. Vendrán nuevos héroes, y ojalá nuevos bardos para cantar sus hazañas. Los enamorados que vayan a servir al amor. Otra música sonó en el patio del Tanatorio. Música ausente de todo lirismo. Y Cristina Tavío estuvo allí. Por algo la escogí como heroína en el cuento sobre Santa Cruz que me encargó Zoo Punto Cero. El militante (del PP) Camacho tiene fama de hombre honesto, y yo me lo creo. Es de los pocos políticos, dicen, que muestran que no están en la política como negocio. Pero perdió el oficio de poeta. Una pena. No sé los rumbos de Cristina Tavío, pero el que estuviese allí a despedir a un amigo --a quien le tenía afecto y a quien admiraba como hombre-- la eleva aún más a mis ojos.
Menos elevado que ayer, a mi ojos, está el alcalde Bermúdez. La página que se escribió hoy en el cementerio de Santa Cruz tiene palabras acertadas, de ellas nace la literatura. Letras de Santa Cruz en las que nuestro alcaldeso no estuvo.
Ví a Servando --a la guitarra en otro día memorable, cuando Grupo Salvaje tocó en la Plaza Toros. Vi a L, de Tacoronte, que me habló de los desahucios y que ya tienen calado al que se apunta al protagonismo. Lata del gofio bien vigilada. Me habla de Christian, el hombre fuerte en el caso del deshaucio. Recuerdo una memorable --en la intrahistoria-- partida de envite en la casa de Christian en Tacoronte. Allí estábamos, además de Christian: Pedro, Marcelino, Mauricio... y Koliac. Koliac dijo a uno de nosotros: "Lo que tú hiciste no es bonito ni ético". Y regresó caminando a Santa Cruz.
La última vez que hablé con Kóliac, me dijo que pensó matarme, pero con lentitud, para que supiera lo que es una mala muerte, pero cuando...
De aquellos tiempos de la Voz de Canarias Libre, recuerdo que Kóliac me salvó de que me diesen una segunda cuerada (B. del FLC) y me libró de me atropellase un coche... Como poeta no me dijo gran cosa.
Ojalá encuentre buenos poemas esta noche en el Malavida, con Ruben Díaz a la guitarra.

(También, en el funeral, estuve con José Rivero Vivas, y con su mujer Carmen: con Raimundo Hernández y con su mujer mi hermana, etc.)

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