jueves, 14 de febrero de 2013

sin más demora, hoy día 14

No soy fotógrafo, quería decir. Bueno, da igual si soy o no fotógrafo.
--Todo es la misma mierda --concluía alguien un artículo contra José Luis García Martín, escritor al que admiro y crítico del que me fío, menos cuando habla de sus efebos poéticos. Me gusta el maestro. Sus discípulos no tanto. Pelayo Fueyo no sé qué es dél. Quizá demasiado existencialismo para una época sedienta de glamour. José luis Piquero anda por ahí triunfando, se alió con Eva Vaz, una poeta que sentí mucho mejor que el antiguo discípulo de Martín, y escoró al realismo, contra la poesía de la experiencia. La diferencia. En la escuela de la experiencia el poeta es un finjidor, alguien que finje la realidad; en la otra, un crónista, uno que vive la realidad. La realidad es que no entendí nada de ese que se mete con Martín a cuenta del corrompido sistema de los premios literarios. Sí, están corrompidos, ¿y qué? Pobre poeta, buscando una manuntención y una fama. Pues apúntate a la camarilla dominante, pollaboba. Sigue el camino trillado, haz caso a Maquiavelo. El que no pudo seguir el camino trillado fue el Papa. Hablan de Pedro II. Por mi parte, si hay lógica en mi cabeza, el nombre del siguiente papa estará marcado por la K. Si no es así, me habré convencido de lo que me dicen. Cabeza desordenada.
Lo suficiente como para no tentar a la crítica. Dejémoslo en el cotilleo. En la madre de todas las novelas.
Lo digo por Línea líquida, un libro que parece anatema en otros cirkos ajenos al cirko platónico. Yo prometi la crítica. La crítica no, eso es demasiado pa mí. Me supera, me deja sin fuerza, aplomado. Lo que puedo decir son tonterías.
Con Línea líquida me ocurrió lo mismo que con Diario de un abogado mundano, pero por opuestos motivos. El Diario dejé de leerlo a la mitad, por deslumbramiento. Ese libro me habitó. Línea líquida también dejé de leerlo a la mitad, por aburrimiento. No pude con él. Alejandro me dice que en la otra mitad, la que va de la mitad hasta el final, hay un episodio en El Parra que te mueres de risa. Me lo creo. Aventuras del Parra y de otros lugares he leído en el blog del autor que me llevaron de nuevo al deslumbramiento del Diario.
¿Por qué me aburrió la primera parte de Línea líquida? No sé. No me  acuerdo.
Hay teorías que defienden el conocimiento del autor, vida y ser, para comprender la obra. Tal vez una crítica así despertaría un interés mayor en este caso, pues aquí autor y obra forman una simbiosis, o no sé si una es parásita de la otra. Que lo investiguen los críticos. 

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