miércoles, 8 de mayo de 2013

notas mientras fumando espero

El aspirante a mártir enfocado por todas las miradas y que la luz del sol caliente sus medallas de aluminio, ataca a su colega, otro mártir de pacotilla. Estupendo. No hay que pensar recovecos. No hay grietas. ¿Un enemigo mayor? Ni pensarlo. Es tan cobarde como su alterego, que mira para otro lado cuando no le interesa, y si lo haces mirar, observas su sonrisa bobalicona de seductor que toca el piano. Mundo cane. De perritos falderos buscando a una dama protectora. Ya la tiene. La cochina blanca.

Ayer en la radio con Damián y María Teresa. El libro de Damián tiene tres relatos que se dejaron habitar por este lector. Hay relatos que te habitan y otros que se dejan habitar. Son los que me interesan. (Lo demás es paisaje rutinario, literatura.) Uno de ellos cuenta cómo una preciosidad deja plantado al súbito enamorado porque no abrió el bolso que había dejado olvidado, a su alcance. Bien hecho. Si tan poco interés tienes por mí, hombre honesto, vete a pagarle las copas a otra. Orgullo de mujer.

La nave se mueve. A ver si abandona la línea de sombra. Ya veremos.

Gracias, Juan, por el griego. Estuvo reconfortante. Seguiremos pensando. Buscando algo que no sea petulancia, repetidos gemidos.

No hay comentarios: