lunes, 10 de marzo de 2014

hombre lascivo y sin fortuna

Desciendo a Librería de Mujeres, atraído porque allí estará María Teresa de Vega. Oportunidad de verla. Recita con Cecilia Domínguez y otra chica, tres voces, poemas de una norteamericana poeta, bastión de feministas. No he leido mucho a Silvia Plath (?). Nunca me levantó el ánimo. Escucho. Hay versos que son poesía y el resto, relleno. Suele ocurrir. El gasto de palabras debería --piedras a mi tejado-- estar penalizado con la horca. Libro con más de un veinte por ciento con palabras fruto de la vanidad excremental del poeta, autor a la soga. Colgarlo, evitar que publique otro libro.
Después del recitado, amena charla (como hace años en Badoo pero en atmósfera no virtual) con María Teresa. Me dice que encontró un libro mío. La dama es una trampa. Tiene composiciones que se mantienen en pie aún, que no han caducado con el tiempo. Le cuento cómo fue una.
--En un viaje de LSD, vi una escultura en el aire, hecha con palabras, y la copié en un papel. El papel destruyó la tercera dimensión, el volumen...
Se asombra por lo del LSD.
Le añado otras barbaridades, aunque ya me conoce, cree conocerme. Leyó El negro con atención.
--Y lascivo --añade a mi larga lista de autobombo.
Bueno, ya sólo soy lascivo de San Juan a Corpus, cuando la bestia asoma y la sangre hierve. Ahora muy poco, incluso evito encuentros equívocos. Y follar, sólo de noche y de vez en cuando. Lo de tener hembra placentera es un trabajo que ya ejerzo poco.  Me ocupa más no dejar, cuando sea difunto, demasiada basura detrás. Hijas y amigos merecen un respeto.
Pero no me conviene deshacer la fama. Hombre lascivo y sin fortuna, como una vieja novela del Japón. En caso de oportunidad y ganas, evita tediosos cortejos. 

Por la noche del día siguiente, la bajada a la ciudad es la sala de arte Los Lavaderos. Mi amiga Nguyen clausura la exposición de sus cuadros. Allí conozco a Pilar. Cuando salimos, ya no llueve y la rambla esparce una noche deliciosa. La compañía de Pilar entra en juego con la noche. Las jacarandas han florecido. Pilar recoge flores. La bestia quiere asomar pero le pongo otro candado a la jaula. Vale ser lascivo noche así pero no un bruto que estropea un verso bien medido. Reprimo pedirle el número de móvil o quedar con ella. Odio las citas, los compromisos y el tedioso cortejo.
Nos despedimos de Pilar y huyo con Nguyen al callejón... Mi amiga me enseña a pintar. Lamenta que yo no quiera aprender.
--Si no aprendes, siempre pintarás como un niño.
Como Picasso, pienso, pero no se lo digo.
En su libro El arte de pintar, Nguyen escribe que las esquinas del cuadro son zonas muertas. No estoy de acuerdo, pero no acostumbro contradecir a la belleza.
Cuando me entró la fiebre pictórica, coincidiendo con la atención al símbolo X (la cruz de San Andrés), descubrí que las potencias de un cuadro están en las esquinas: Casa y Laberinto, Jardín y Selva. El descubrimiento lleva a otros. Actualmente, en la indagación  plástica de Cucarachas con Chanel, "Cucarachas" y "JRamallo" se enfrentan  y complementan en la línea Casa-Laberinto, y "Dr R" y "Chanel" en la línea Jardín-Selva. Esto aquí no me es posible desarrollarlo. No tengo opción a poner en estas entradas las imágenes que evitan gasto fónico. 



Leo el libro de Nguyen y otro que es de María Teresa, regalo. Cerca de lo lejano.

Puertomarte está cerca. Si desaparezco, es que allí me fui. No se me preocupen, amigos. Los dos que tengo masculinos y las dos que tengo mujeres.
El que va a estar también cerca pero lejos hasta abril es Juan Royo. A ver si me entero dónde. Nguyen quiere verlo.   

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