martes, 27 de mayo de 2014

Comienzo a apreciar la poesía vietnamita, gracias a Nguyen. 

*
Cayendo la noche, subo al barrio. Sorpresa. Alegre sorpresa. Nally ha vuelto de la República Dominicana. Nos alegramos de vernos. Me besa, la beso, me peina el pelo con los dedos... Le dedico este poema, realidades aparte:

Su mirar de fuego
me vence,
su piel de negra
es mi suerte.
No hagamos ruido,
que duerma la noche
sin lluvia ni viento.
Saludo a este mundo
que me dio mi madre
un día de invierno.
Mi linda amiga
pregunta si duermo.
No duermo, vida,
que estoy despierto.

*

Nube Pasajera me invita a comer. Pregunta que si quiero ir con ella este verano en un viaje romántico a orillas del Danubio. Le dedico estas coplas:

No sé dónde estaré
durante el verano,
sólo sé que es primavera
y huye el mes de mayo.

No sé dónde estaré
durante el invierno,
sólo sé que es verano
y huye como en un sueño.

Se va el mes de julio
y el otoño asoma,
no sé dónde mañana
estaré con mi sombra.

La noticia de un gato mutilado en un solar cambia el romanticismo por su amor a los animales. Quizá el único amor que podemos defender. Va a buscar el gato. El pobre es un animal que no se queja. Espero a las puertas del veterinario. Varias palomas refrescan su sed en una fuente. 

El viernes tampoco sé lo que haré con mi amigo... Si hay algo, habrá noticias. No de boda. Esa en otro lugar. Felicidades. 


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