jueves, 12 de junio de 2014

Comienza la temporada de baños en Valleseco. Ahora con las bellas torres. Torres que miran al cielo. 
Noticias en el periódico hoy: un improvisador (Yeray Rodríguez) eseña puntos cubanos y demás coplas a los niños de un colegio. Tenían que haberme avisado. 
Por las noches, cuando no tengo ganas de pintar, alimento el cuaderno "Coplas de Juan Cabrón". Este personaje lo conocí en un viaje al Sur en guagua, a ver a Sita a Los Cristianos. Hablaba dél uno que no tenía pelos en la lengua. La historia que contó, la traduje en versos y es la que abre el cuaderno. En general son composiciones de maldecir (de palabras feas, no de maldiciones), género que aprendí primero en Venanceo, poeta de Santa Cruz, y luego en Alfonso X, sabio de Lorca. 
El compromiso con Nobleza Canaria, no sé si podré cumplirlo. Canciones de amor, si me siento en las escalinatas de Ibrahim y me pongo a ver las palmeras alrededor del mercado, me salen más versos de amor que dátiles a las que son de dátiles.

Me borraste de amigo,
qué triste fue borrar;
pero lo que yo siento
no me lo podrás quitar.

Para curarme de tal género, compuse hace media hora en la parada de la guagua:

Por el día escribo fino
elevados pensamientos
pero Dios, si no está muerto,
está bastante dormido,
a nada le pone oído
y eso que es Padre nuestro
en la tierra y en el cielo.
El Diablo sí está despierto
 y saltando de contento
entre tanto desatino.


En fin, yo también estoy contento con las coplas de Juan Cabrón. Me están saliendo bastante bien. Dignas de mi maestro Vananceo y del rey Alfonso X. 

Y pronto, paseo de coger aire de la Colección Animal por las esculturas de la Rambla, tramo Sur.  
 Avisaremos.



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