domingo, 6 de julio de 2014

otro cuadro que se me va de casa

A la señora alemana la conocí en el BBVA de La Rambla. Nos sentamos a esperar. Le caí simpático (cuando soy educado, soy la mar de simpático) y me contó parte de su vida en Alemania y en Tenerife. Yo llevaba los arcanos del Tarot y se mostró curiosa. Fue la que acertó que España iba a perder con Holanda. Llevaba yo también la cámara que me regalaron mis hijas, y le enseñé fotos de los cuadros. Dijo que quería adquirirme uno. Lo di como conversación de verano. Buenas intenciones que quedan en nada. No fue así. Ayer me llamó por la mañana, si podía subir a mi casa a ver los cuadros. Bueno, me jodió el partido Argentina-Colombia. Cuando espero visita de mujer, me pongo freganchín. A las mujeres, por lo menos las que a mí me atraen, no les agrada la suciedad ni el desorden. Hasta el dormitorio limpié. Por si acaso. Y acerté. Total, que se interesó sobre todo por el paisaje del parque, el retrato de JRamallo (este le dije que ya estaba adquirido) y el autorretrato, todos fabricados en el curso con Nguyen. Al final se decidió por el autorretrato (parezco guapo incluso). Me preguntó el precio. Va a tener razón Marcelino. Voy a tener más éxito como pintor que como escritor. Pensé en 200 euros. Más no valgo. Pero le dije que dijera ella una cifra. Dijo que si me parecía bien 600 euros. Joder, el triple de lo que valgo. Hasta vergüenza me dio venderme por encima de mi valor real, pero dije que sí. Un ramilletes de billetes de cincuenta, y que se quiten todos los claveles rojos. La belleza de la mierda. Total, que para celebrarlo subimos al dormitorio. Ella tenía hambre de hombre y yo hambre de hembra. Lo pasamos bien, bastante bien. Y luego nos fuimos a cenar a un guachinche en Llano del Moro. Allí habló de que le hiciera a ella un retrato. Le dije que cuerpo entero. Tengo ganas de pintar un desnudo con modelo real. Dijo que sí. No hablamos de soldadas. Ya veremos. Miedo tengo. Ahora estoy solo ante el peligro. 
Lo que sí pude ver fue la prórroga de Holanda-Costa Rica. Un cuento sentimental de Marcelino (los ratones contra el Real Madrid) me hacían proclive a Costa Rica. Pero al carajo. ¿Qué me dice a mí Costa Rica? Por ahora muy poco. En cambio Holanda me dice mucho. Me gusta van Gaal. Tiene mi estilo. Y cuando, en los penaltis, vi arrodillados a los blancos, rezando a la Virgen o a no sé quién, y vi a los naranjas firme sobre sus botas ("mi patria es la tierra que pisan mis zapatos), mi devoción a Holanda se hizo palpable. Puede que tengamos final europea. Alemania-Holanda.
¡Viva Alemania! ¡Viva Holanda!
Y sí, Viejo, que Neptuno nos proteja.

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