domingo, 19 de octubre de 2014

en medio de la tormenta

Leo una novela portuguesa del siglo XIX. Poco a poco va adquiriendo uno alguna idea sobre aquel tiempo. El roce hace el cariño. La casa de los Ramires, se titula. El personaje principal tiene un algo del don Victor, esposo de la Regenta. Pero mientras don Víctor está pintado por una naturaleza noble, que desocncha el celoso Magistral, el Ramires de la novela de Queirós es un prefacio del hombre moderno. Adapta su palabra a sus conveniencias. Poco importa el odio ancestral que le tiene a Cavalleiro, el donjuán (pero más entero como hombre que el don Álvaro de La Regenta), se vuelve cariño cuando el poderoso caballero le ofrece al hidalgo ser diputado. Ya importa poco que el pérfido Cavalleiro quiera tirarse a la hermana del hidalgo, casada con un medio zoquete (Barrolo). En fin, no sé si viajar ya al siglo XIX y quedarme allí. Este xxi no es mi siglo. Aquí no tengo dónde jugar, ni en la defensa ni en el ataque ni en el medio. Este siglo me supera. Tiro la toalla. 

No soporto que me digan lo que me tiene que gustar o no. Prefiero caminar solo. Así he ido perdiendo amigos. Pero ya no me puedo permitir más lujos de ese tipo. No me queda más remedio que conservar los que tengo (más o menos), aunque se quieran tirar a mi hermana, y en cuanto a amigas, tarde viene la noche.

Paulino Rivero sigue con sus astracanadas. El hombre que iba a Madrid a denunciar el peligro soberanista que hay en las islas (poco, la verdad, aquí no valemos sino para sufrir viendo perder al Tenerife), ahora se vuelve soberanista; eso sí, que mamá España no nos quite al Ejercito español. Banderita, tú eres roja, tú eres gualda...
Roger, de El Día,  hoy escribe de cómo Franco ordenaba a la Guardia Civil que hiciese la vista gorda con el contrabando. Seguía las enseñanzas --esto no lo dice Roger-- de un padre de la patria estadounidense, que fue presidente de la gran nación: "El gobernante que no sabe que leyes debe dejar en el congelador, arruinará el país". 
Hay una pintada en una pared del barrio del rocío que no se sabe si dice "Franco ha muerto" o "Franco ha vuelto". La actualidad lo reivindica. Ahora por lo bagini. Pero oigo a demasiada gente suplicar la llegada de otro Franco.
El petróleo puede esperar, Paulino. No te precipites. O como decía Orlado Cova paz descanse: No te precipotes. 

No hay comentarios: