domingo, 30 de noviembre de 2014

despedida

No sé si oir a Pablo Inglesias o  al pequeño Nicolás. En realidad, ni uno ni otro me conmueven. Políticos de conveniencia, cada cual con su código ético estético. Y aquí Paulino se desinfla, y la historia oficial humaniza a Clavijo. Paulino jugó demasiado con el petróleo y se ha quemado. Digo yo. Cualquiera sabe.
¿Derecho a decidir? La vida decide por uno. La vida marca la orden del día, soldado. Andrés Chaves se despide de la vida. Su columna diaria era su vida. Él dice que se va porque está cansado. Supongo que cansa tener una cacatúa en el hombro ordenándote lo que puedes escribir y lo que no. Hace poco le censuraron un artículo.
--Sí, tiene buena pluma pero... --dice Ibrahim.
Sí, tiene el pero que nos persigue a todos. En su despedida escribe: "... ahora está en forma el pintor de santos y alcobas (José Carlos Gracia) que tiene alma en el cuerpo". En el cuerpo no sé, pero en la pintura no tiene ninguna alma. O si eso es el alma, a mí que me borren la mía, si es que la tengo. Lo que hay en esa pintura es lo dominante: la falsedad sentimental. De tedio filantrópico. Estilo Podemos.
Temo que la despedida de Andrés Chaves esconde un drama novelesco. Su denostado compatriota Juan Cruz entró en la nómina del periódico hace poco. Chaves dejó de meterse con él. Dejó de caricaturizarlo. A los que van de buenos por la vía no les agrada que los caricaturicen. Andrés Chaves lo hizo. ¿Lo ha pagado?
Pobre de mí. El interés diario por el periódico era este autor.









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