Murió el conejo peludo
de Cayetana de Alba,
no me dejó ni un duro
de su herencia millonaria.
La llevaron a enterrar
cuatro gatos y una rata,
estuvo la Elena infanta
y no sé quién más estuvo
con el conejo vivo
honrando al muerto conejo.
Que lloren los poetas
que añoran la teta
de la puta España,
que llore Toledo,
la hebráica,
y de León los cristianos
y de Castilla la mancha
y Cataluña insurrecta,
que llore don Quijote,
no llora Sancho Panza.
Ayer labios de nubes
y ojos de guinda clara,
hoy ceniza la muertita
y en Sevilla la Giralda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario