martes, 30 de septiembre de 2014

--¿Por qué me odias, mujer?
--Me quitaste tu querer.
--Yo no te quité nada.
--Me quitaste mi almohada.
--No puedo dormir sin ella.
--Yo quiero me la devuelvas.
--Te compré otra más cara.
--Pero esa no vale nada.
--La tengo sucia de pelos;
recógela cuando quieras.
--Hoy mismo voy a tu casa
y recupero lo mío.

Aún no llega la noche
y delante para el coche.
Llega con señorío.
Pasa mi ex por mi puerta
y al dormitorio se entra
sin que le pida permiso
al dueño del piso.
Me toca suave la nuca
y pide le dé la cuca.

--Este taco sí que es mío --
respondo mientras sonrío.
 --Como me llamo Maruca,
quédate con la almohada
a cambio de fuca fuca.

Este cuento no termino
porque no sé como acaba.
 *

Me entretiene el cacareo de las gallinas anti referendum catalán. Amigo, no son las plumas las que escriben las letras de la ley, sino las armas. Las leyes se cambian con las armas. El vencedor tiene la razón. El otro la tumba. Así es. Y yo no hice el mundo. No importunan las gallinas cuando ponen un huevo o piden concurso del gallo. Molestan cuando se ponen a pensar. ¿Qué Justicia las autoriza?

Comienzan en la plaza del mercado a montar un escenario. Para un baile al aire libre, supongo. Ay, si yo hubiese aprendido a bailar. Qué pena me doy. 

La madrina protectora de Lucas investiga el caso de su fuga a las oscuridades de la noche. Una vecina me dice que lo vio en un jardín con una gata blanca. Qúe envidia. Y no sé por qué. Pero la envidia es así, gratuita y asquerosa. 
¿Ay, gatito, cuando tendrás otra noche de fiesta?  

lunes, 29 de septiembre de 2014

la fuga de Lucas

No sé qué hilo enhebra distintas acciones, diversas emociones. Un comentario sobre la novela Divisa de las hojas con Marcelino; el mismo Marcelino dejándome una muleta --mi cuñado aconsejó muleta-- en el bar de Ibrahim; un hipermercado donde me encontró Nuyén; la salida del Tea, después de una película de amor, con Ramón...
Fuimos al Arkaba. Ni huella remota de los tiempos fetasianos. Hablamos de Santa Pus y del Sur. Dos tiempos paralelos, dos escenarios. Y de su trabajo en el Cabildo. Recorrer los barrancos de Árico. Interesantes hallazgos. Árico fue lugar adonde mi madre de niña iba con un cesto de sardinas y volvía a Candelaria con una cesta de papas. Había mucha brujería entonces. Ramón encontró vestigios de ritos con el Demonio. 
No fue si el Demonio o fue broma de Dios: "Ahora que tienes el libro, te quito el gato". Libro por gato.
En la ventana, descamisado, me esperaba Nicolás, el vecino bueno. 
--Se escapó el gato... yo lo cogí, abrí la puerta, lo eché para adentro y volvió a escapar. Esta vez no lo pude coger.
--pero ¿por dónde pudo escapar? Todas las ventanas están cerradas.
En fin, buscando al gato por todas las callejas del barrio. Nada. Me acosté en un sillón frente a la ventana de la calle, por si lo oía maullar. Nada. 
En la novela, tomo II, Secretos de Cuba una tal Luz me recordaba a una tal Visitación, de La Regenta. Las dos novelas narran un mismo tiempo histórico. Una en Oviedo, la otra en la Habana. Las diferencias son enormes entre las dos ciudades, pero las coincidencias también son enormes entre las dos novelas: personajes y acontecimientos. Siglo XIX. Una España que regala medallas a los papanatas, en los prefacios de perder Cuba, ya perdida la vergüenza, y a llorar al barranco. 
Toda la noche esperando a Lucas. Temiendo haberlo perdido para siempre. Pero no. Por la mañana me sale al encuentro, como Nuyén en Hiperdino, y me salta a los brazos (esto el gato, solamente el gato Lucas).
No me contó nada sobre sus aventuras nocturnas. Todo el día ha estado adormilado, y yo aquí, intentando descubrir por dónde se escapó, por dónde puede volver a escaparse. ¿Qué misterio?

viernes, 26 de septiembre de 2014

versos para hoy

Me casaré con Botín,
boda de alto copete.
Invitaremos a Pujol,
invitaremos a Cañete.
Otro invitado es Rajoy
con la Reina y el Rey,
el menú no te lo digo
que sería cosa cruel
y despertará la envidia
que Caín le tuvo a Abel.

No me eches maldiciones
que aún me acuerdo de ti
y te haré llegar unos chochos
y una bolsa de maní.

Tú pasa hambre tranquilo
que yo me voy a comer
y después del gran banquete
vendrá la luna de miel.
Volaremos en alfombra
un servidor y mujer

allá donde la Isla Virgen
es remanso de armonías,
lejos de vanas guerras
de Dios baje y nos asista,
lejos de malos tiempos
de los que tocan la pita
bajando raudos del cielo;
esto no habrá en nuestra isla
sino pájaros canores
y el ademán de la brisa.

Que perdone la Tavío
a la que quise también,
que perdone mi Soraya,
las traiciono por mi bien.

¿Que el dinero se derrumba
en este mundo de hiel?
Para eso está el divorcio
que es acertada la ley.

Y si no hay conejo blanco
volveré a comer las berzas
como comí esta mañana
para recuperar las fuerzas.
Que se quede la Botín
casada con quien esté.
Hay otros cuentos más tontos
que este que lee usted.


*
Tengo por aquí otros cuentos tontos. Otro día. Lo malo, si breve, la mitad de malo. Y lo bueno, el doble de bueno. Como una escritora que se quedó manca una temporada y escribía con una sola mano. El lector se lo agradecía. El estilo era como la navaja de O, con lo necesario, sin menos ni más. Se le quitó la mancura, y ahora escribe con las dos manos. Se enrolla como una persiana. Yo soy su lector favorito. Lo sé. Se lo disculpo. 
Terminé de leer Divisa de las hojas. Tenía que haber hecho como hice con La Regenta, empezar por la mitad. La mitad segunda tiene solidez narrativa, la suficiente. Regresa un manicomio que fue lo más vistoso de las primeras páginas, y aparece la voz de Clara, en primera persona. Una mujer a la que es imposible no cerrar la novela sin un sentimiento de amor místico. Como me pasó con Ana Ozores. Una diferencia entre las dos novelas, la de Clarín y la de María Teresa de Vega, es la consideración que hacen de las confesiones de santa Teresa. Opuestas. Una la eleva por encima de la ley; la otra la entierra en el corazón culpable de un falangista. Creo que debo leer a la santa de Ávila. 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

recortes

Toda patrás. Paulino Rivero quiere ahora sujetarse el cinturón donde hace poco, como dicen los vulgares, se lo aflojaba para bajarse los pantalones. 
Si Cataluña quiere ser independiente, dejar de soportar al resto de España, que lo sea. Para eso es una autonomía de primera categoría. La de las islas, es de tercera regional. Diga lo que diga el politólogo mercenario, que es un botarate listo. La ley cuando le conviene y Dios si es menester. La diferencia entre un ladrón y un bocazas que se gana la gloria de los hediondos escribiendo, es que el ladrón sabe lo que hay. El otro enreda y, finalmente, será enredado. ¿Lo veré? No lo sé ni me importa. 

Una entrevista a un podemos que estuvo por aquí. Dice que si Marruecos tiene plataformas en la mar, es como Arabia Saudita, que no deja manejar volantes a las mujeres. Estupendo razonamiento. Seguramente se comió alguna papa, antes de regresar a Madrid. El resto de las respuestas a las preguntas del periodista, más de la misma memez. ¿Y estos quieren regenerar la política? 

Bar de Ibrahim. La vida del mundo está ahí. Por lo menos la vida del mundo que yo vivo. Lo otro, como en las películas, puede interesar pero no conviene olvidar que la pantalla existe, que lo real es la pantalla. Y los machanguitos son reflejos maquinales, y los diálogos están enlatados, por muy verósimiles que parezcan. Eso, si la pelicula está bien. O la novela.

Leo Divisa de las hojas. Cuestas arriba, cuestas abajo y  a veces en llano, que es como me gusta caminar ahora. La cojera, compadre.
En fin, novela de dos amigos que hablan y en medio otros personajes que aparecen y desaparecen. No me gusta demasiado pero es interesante la novelita, merece una atención. 


lunes, 22 de septiembre de 2014

Ordenadores escacharrados en La Granja. Todo se escacharra. Tiempos no líricos. Tiempos de reciclar basura. 
La empleada de formas generosas me increpa, qué estoy yo haciendo?. Nada, señorita, yo no hago nada, lo de siempre.
Se enfada porque le interrumpí un waseo por el móvil.
No es sólo este ordenador. La de al lado también pide ayuda. FUERA DE SERVICIO.

En casa me hice un lío con dos versiones de una misma novela. Bueno, se puede arreglar. Una novela a la que ya sé lo que le sobra y lo que le falta. No es poco. Con la frialdad de un cirujano. No están los tiempos para emociones. Hasta el asesino bosteza cuando el juez le lee la sentencia, máxima pena. ¿Y qué? Para vivir encajonado, ¿qué más da la cárcel que Las Margaritas?

Al matrimonio de Tacoronte le quitan la casa por una pared colindante. Bueno, no estoy muy enterado. No he seguido el caso. Es un caso donde el papel protagonista pasa ahora al malo de la historia. "El pueblo contra Urbano". El hombre que hizo valer el peso de la Ley. Un malo malo, que va hasta las últimas consecuencias, es un valor para un pueblo, encajonado hasta ahora en luchas pueriles, infantiles, sobre quién debe ser el alcalde.

Me bajo el viernes pasado a Librería de Mujeres. Presenta María Teresa de Vega Divisa de hojas, novela. Javier me dice que en noviembre saldrá la novela sobre Bermejo. Mejor dicho, sobre la obra perdida de Antonio Bermejo. Ocuparse de este autor, aunque sea mal --que no creo sea caso--, nunca es baladí. Como de Ignacio Gaspar si se nos muere. Hay que recordarlo, y mucho. Como a Antonio Cubillo, etc. Ignacio Gaspar gracias a Dios está vivo todavía. Estaba en la presentación. Con él y Pepe Marrero tomé un vaso en las mesitas del bar chino. Ignacio nos debe una novela. Dice que ya la tiene terminada. Y recuerdo a Pepe, que editó in illo tempore 485 años después del año de la nana, que me pase un ejemplar.
Es una obra en estado de erupción volcánico. No sé si en la que nos promete el autor, la lava se habrá asentado en poderoso malpaís. Espero verlo. 
Subo con Pepe en coche al barrio. Hablamos de Nuyén. De pintura en una noche pictórica. Pasamos de largo por frente del bar de las dominicanas.
La noche anterior había soñado con Nuyén y con Nally. Medio desnudas las dos en la habitación de un hotel de la avenida Bélgica. Querían quitarme la camisa. Eh, señoras, comportense; estoy en estado de castidad.
Llego a casa. Suena el móvil.
--Soy Euyín,
¿Quién es Euyín?
Una choferesa, conductora de camiones y taxis. Vive en un barrio del oste, en zonas que frecuenté de los siete a los diez años. Su voz es bonita y tiene encanto en el habla. Podríamos escribir un libro sobre una taxista, para competir con Marlou. En fin. Jesús. Cuida esa pata.


viernes, 19 de septiembre de 2014

AMOR

Para las Ánimas pide
y nos despide las almas,
muy seglar en los deseos,
muy religioso de habla,
¡qué cosas para un devoto
del ánghel de la guarda,
en los tiempos de beatas
las moscas y las arañas,
y uno aquí enamorado
asomado a la ventana.

Vieja meada con oro
y cagada con diamantes,
quien te trate que te robe,
quien te herede que te mate.

Tiene cara de ángel
mi demonio tentador,
la que me tiene deshechas
las alas del corazón.
Ella me pide dinero
y yo le digo que no.
Le propongo que probemos
sin dineros el amor,
que nos queramos en balde
y hasta luego que es adiós.


(Quevechito. Colección Animal. Letras Arias. J&J).

martes, 16 de septiembre de 2014

Políticas

Política

Le inundaron el conejo
más que los pelos las plagas,
miles de pulgas hambrientas
se le comienron las bragas.
De puta de altos vuelos
hoy ya no tiene palabra,
ningún jinete la monta
si no obtiene buena paga.
Es rica doña Política
y toletes no le faltan,
aunque los sueños se han ido
de tener cosa romántica.
Nunca falta un descosido
en su trajinada raja
pero los sueños de amor
se convirtieron en nada.


Canarias

Nada en mares de petróleo
que dominan los jerarcas.
Entre esas plataformas
viejas más que oxidadas
y los molinos eólicos
nos volveremos maracas.
Unos son mierda pura
y los otros pura caca.
A mí que no me pregunten,
a mí no me den la lata,
yo estoy fuera del negocio,
¿pasa algo? ¿algo pasa?
Ruedas por el Anillo
con vistas a las montañas
que enseñar a los turistas
que nos llegan desde España.
Llaman poetas preclaros
a esto Islas Canallas
y los prosistas sin versos
las llaman islas cagadas.
Pancartas de Independencia
están todas arriscadas
en laderas de barrancos
donde corrían las cabras
en ayer que no es mañana.

Dicen que morirá matando
don Paulino del Sauzal.
Filosofía no falta:
menos bulto, claridad.

Voy a cambiar aquí
una Ana por otra Ana
como quien cambia de plato
o como cambia de "amada",
estilo Álvaro Mesía
el guapo de la Ensimada
que huyó para Madrid
con el rabo entre las patas.
Se va mi bella Ozores,
viene la doña Oramas,
amante de don Clavijo
y no por eso no casta,
pues casta es "pura política"
aunque se hable de camas.
La que hiceron a Paulino
que lo dejaron con rabia.
Traidor tiene traidores,
viva mentira canaria.


Justicia

Señora camaleónica,
sirvienta de quien le paga.
¿Quién te compró la pesa?
¿quién te compró la espada?
Ayer matabas herejes
como quien canta y lava.
Ayer echabas judíos
porque le daba la gana
a quien guarida te da
en las oscuras estancias.
La víctimas que tuviste,
hoy te son alabadas.
Justicia, bella señora
con la cabeza mojada,
no te me salgas del tiesto
o serás ajusticiada,
y será otra en tu lugar
la que presida la Sala. 



Y ahora a devolver Escribir (ensayos sobre literatura). De Robert Louis Stevenson. Te quiero, amigo. Volveré a buscarte.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Ana me persigue, la acuso de acoso

Hace días leí un escrito de mujer. Me recordó un cuento de Chejov. En el cuento, un viejo general contaba la aventura con una dama. El cuento era el auditorio. Un grupo de chiquillas encantadas con los amores del viejo. Hasta que este dijo que la dama lo acompañó a la habitación del hotel. Todas pusieron la máxima atención.
--Y nos despedimos muy amablemente --concluyó, más o menos, el viejo.
--Bah --protestaron la chiquillas--. ¿y pa eso tanto cuento?
Casi se lo comen. El general tuvo que rectificar.
--No, no, no fue así. Dije eso porque soy un caballero. En realidad, entró en la habitación.
En el escrito pasa lo mismo, solo que los géneros se cambian, el masculino pasa a femenino y al revés. La dama despidió al admirador en la puerta del hotel. Mal hecho. Eso eran los preliminares. Cuando llegas ahí, tienes que seguir. Si no todo, contar algo dentro de la habitación... digo yo.
Lo mismo le pasa a La Regenta. No cuenta nada de lo que pasa en la misma habitación de noche entre el cobarde don Alvaro y doña Ana. 
Anoche, por eso y el capítulo XVII, cogí una rabieta con Leopoldo Alas. Cuando Leopoldo Alas quiere imponer autoridad de autor y suplanta a Clarín, la caga. Me he convertido en clariniano. Pero con don Leopoldo tengo mis dudas. Era abogado. (Por lo menos ejerció de abogado de doña Ana.) Gente sospechosa.

El capítulo XVII fue el primero que conocí de la novela. El inicial del tomo II. Hace aguas, está resbaladizo. El Magistral que está ahí, visitando a Ana para reñirla por ir a ver el día de Todos los Santos el Juan Tenorio de Zorrilla, no es creíble si tienes en cuenta el tomo I, donde unos chiquillos mocosos ("zurriagazo a la candunga") le besan una mano mientras él tiene un ataque furibundo de celos. No puede ser el mismo que después va a ver a Ana Ozores movido solo por la ambición, el temor de perder poder sobre una feligresa que es oro de ley. Y el personaje de Anita no tiene menos fallo en ese capítulo. Si Anita, en el encuentro en el patio de su casa con el Magistral, no sintió lo mismo --y más-- que cuando estuvo palicando en el balcón con don Alvaro a caballo, que baje Dios y lo confirme. El personaje de Ana sobre todo, está en el XVII desdibujado. Ni es Santa ni es pecadora ni es pecadora ni es santa. Pero esto tiene arreglo. J & J. Colección Animal. Misión: quitar a Leopoldo Alas de donde él quitó a Clarín. Devolverle la obra a Clarín. Por lo menos en este capítulo. En un 3,3 por ciento de la novela, como hizo Alarcos.

La Regenta no es La Celestina (novela de todas las novelas) pero se le acerca. El personaje don Cayetano Ripamalán, el Arturo Maccanti q. e. p. d. de Vetusta, tiene trabajo. 

Clarín tiene la clarividencia del escritor. Deja que sea la obra la que hable, como hizo el judío Rojas en La Celestina. Leopoldo Alas es un fastidio. La necesidad de quedar bien (porque Ana Ozores y Leopldo Alas son el mismo ente humano) le pone borrones a una obra genial. En este punto Flaubert hiló un poco más fino. El francés no sufrió una ciudad levítica. 
*
Leo las actas de un congreso en Oviedo sobre la novela. Deliciosa la prosa de Alarcos Llorach. Me llamó además la atención que otroscorroboraran lo que denomino, en privado no en público, fauvismo narrativo, técnica del contrapunto. 
No he visto a nadie que haya notado la importancia del cuadro que son Saturnino Bermúdez enseña a un matrimonio mientras la viuda Obdulia, colega de Ana Ozores, le desabrocha en lo oscuro los botones de la sotana...

En fin. 
Estoy mejor. Salgo del cansancio cósmico. Sigo.
Y te amo, Frasquita.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Ya es hora de dejar a Ana Ozores. Es curioso, si no hubiese leído primero la segunda parte, no creo que la hubiese leído nunca. Tiene capítulos al principio cómicos, geniales, luego va completando el cuadro de Vetusta. Porque uno ya sabe la historia, tienen más interés estos capítulos hasta el dieciséis. Quizá demasiado alargado. Empalaga la alargada presencia nocturna  de don Alvaro Mesía en ese capítulo. Sobra. El único don juan válido es el de Zorrilla en el teatro, el día de Todos los Santos. Curioso como Clarín juega con lo verdadero y lo falso. Lo falso muestra lo verdadero, lo verdadero es falso. En fin, detrás dejo anotaciones que seguramente el gato Lucas tirará un día a la basura, harto ya de jugar con papeles.
 El capítulo 16 sucede el día de toda la novela Bajo el volcán. Rasgos comunes, salvo que en México los muertos son una fiesta y en Vetusta a casi nadie le importan los muertos, ni al poeta Cármenes, que no escribe sino sandeces en el periódico. Nada que sea un poco sincero. Retórica vacía, al contrario de la obra de Zorrilla. Que Ana aprecia en lo que vale, aunque ella solo goza la primera parte.
El que murió fue un poeta, más o menos, amigo de Orlando, en La Laguna. Me temo que resucitará. ¿Cómo? Tiempo al tiempo.
*
El que murió también fue Paulino Rivero. Ya era hora. Un sujeto que se va a Madrid a decir que aquí hay peligro de independentismo y luego visita a los de Hilario para pedirles el voto, ya lo desautoriza sin más. Esperemos que no le entren las ansias vengativas a Paulino y no deje a Clavijo a dos velas.

Seguro que el Rivero ni se preocupará del vecino de Tacoronte que le pidió ayuda. Él ya tiene su chalet y nadie se lo va a quitar, por lo pronto. Que lo disfrute.


martes, 9 de septiembre de 2014

Paulino Rivero, si es como lo pinta la novela del zigurat, va a ser lo que tengamos. No le durarán mucho las propuestas de energías limpias. Qué bonitas son las palabras bonitas. Pero en fin, putiferios los míos. 
El tres es la marca de La Regenta. Triángulos que forman una estrella de terror.  El hombre es naturalmente malo, la educación lo hace persona. Es la tesis del casino y de los curas. No es la de Clarín el hombre es bueno por naturaleza y la iglesia o la política lo corrompen. La tesis del autor es el hombre es un animal hediondo en la naturaleza y más hediondo lo hace la civilización. No hay vuelta de hoja.
Como no hay novela sin adulterio. Me pongo a pensar en un montón de novelas y todas las mueve el adulterio.  Madame Bovary, Cumbres borrascosas, Ana Karenina... En fin, siglo XIX. Hombres barbados y mujeres hilanderas. 
En los datos históricos me faltó que en 1873 Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español. 

Bajo de La Maldad al locutorio Aldea Global. Belleza absoluta. Incluso los estercoleros son bellos. Se ve Las Palmas. 

*
Había pasado junto a un molino; un perro le había cerrado el paso al atravesar el puente de la acequia, hecho con un tronco hueco de castaño; Ana se había echado sobre el tronco porque se mareaba viendo el agua blanca que ladraba debajo como el perro enfrente de ella. El perro había pasado por encima de Anita; no había querido morderla. Ella entonces, desde la otra orilla, le llamó y le dijo.
--Chito, toma, ahí tienes eso.
Era su merienda ...

Otro perro, muerto de hambre, encerrado en un almacén vacío, ladrará al Magistral. Vaticinio de su absoluta conversión en Mister Hyde. 
Clarín va dando cuenta de sus lecturas en todos sus personajes. Lo que leen sus personajes es lo que leyó Clarín. En el caso de Ana, una escritora frustrada (es la novela de una escritora frustrada que no leyó a Sade), lee con fervor a san Agustín, san Juan de la Cruz y santa Teresa. También lee folletines. Y entre el género sublime y el vulgar, ella sabe donde hay que poner el punto en la í. Es una escritora en un sitio de mierda con clase donde serlo es peor que ser puta, aunque sea una puta de lujo. No una puta formal, coma casi todas en Vetusta. 

Ana es un personaje con defecto de madre. El Magistral lo es con exceso de madre.
Ana no tiene hijo que proteger. Sus hijos son sus escritos. Clarín cuando habla de Ana escritora, habla de sí mismo, y hasta  lo noto respirando aliviado porque no nació mujer. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

La regenta, personajes aqgunos

Salgo de ver Omar. Se deja ver, no es un panfleto pero se nota demasiado el escenario. No se cree uno las torturas. Tarek es un único hombre en una tierra sin porvenir. La chica, muy guapa. Parece canaria...
 Llaman al móvil. Es el ilustrado Saturnino Bermúdez. Esta noche no tiene compañía. Pienso en el capitán que se peleó con el marinero e invitó a emborracharse al grumete. No es el caso. Yo no soy el grumete. Soy el servicio de compañía. Pero esta noche no hay servicio.
--Vamos de putas.
--No.
--Que te folle el gato...

Se ve que Saturnino no me tiene respeto porque no tengo una amante como él. Doña Obdulia. No está mal doña Obdulia. Tiene su gracia.
Como mi hermana. El viernes, antes de ir al cine, quedé con mi hermana en el Atlántico. En el camino encontré al poeta Cayetano Ripamalán. Bajamos y mi hermana lo invitó a tres chupitos de Chinchón. Si interesaron por una historia de pinturas. El argumento de El pintor asesino: un alumno quiere tirarse a la maestra y la maestra lo expulsa porque no quiere tener un alumno como él.  Mi hermana tiene el pelo largo. Me recuerda a Ana Ozores. 
Ana Ozores no quiso al rico indiano don Frutos. Me imagino a Frutos diciéndole:
--Ese ratu peludo va a ser mío.
Ana prefirió al bueno y galante don Víctor. Los dejé arriba, en luna de miel. Él leyendo a Calderón y ella pensando en otro hombre, en un hombre. 
Clarín ya ha enseñado sus cabellos y su desnudo cuerpo de Venus como si mirase por el ojo de la cerradura del cuarto donde, en el presente de la novela, duerme Ana. Soberbias dotes pictóricas tenía Clarín. 
Me ilustro sobre la época. Una novela realista presupone el tiempo y el espacio donde está escrita. Me entero que hubo guerra Carlista, Isabel II, con el trucha de su marido, y en contra el general O'Donnell. Y luego el gobierno de los progresistas de Espartero. La desamortización. Y acto seguido la Restauración, con Alfonso XIII, no sé si el que vino a Canarias con un traficante de cocaína. 
Mientras el barón de la Barcaza vivía en Madrid mantenido por una poetisa traductora de folletines.
El doctor en Derecho Leopoldo Alas, sabía también matemáticas y la Cábala judía. Sospecho. El 3, con pares opuestos, es la marca de La Regenta.
El Arcipreste / el Arcediano / el ilustradillo Bermúdez.
Paula la madre castradora / la Gran Constantino / Petra la criada.
etc. etc.
--Que el gato te dé por culo. 
Habla el Magistral. Se refiere a un gato que nadie sabe cómo entra en la iglesia y lo profana todo.
Es lo que le dice a Ana este anticristo, cuando la pobre escritora, en el el capítulo final, lo busca como Magdalena a Jesús. 

Leo algunos ensayos en pantalla. Sólo un autor señala el valor del monaguillo campanero Celedonio (es el primero que ve a Ana, leyendo un libro) y su discusión con su ayudante Bismarck. Celedonio defiende las costumbres de la iglesia primitiva; Bismarck está por todos los esplendores del culto". Clarín va a los dos bandos. Es soberbio cómo hace una obra románica con recursos góticos.
De esto hablaré cuando hable de la piel de tigre de Ana Ozores. Y de la película. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

la regenta...

Me lleva mi amiga a Icod. Se me cae el alma a los pies. Esa autopista, anillo insular, es otra banderilla criminal sobre la isla. Hace juego con los horribles postes eólicos, asesinos de la paz visual vestidos de limpio. La energía limpia. Una mierda energía limpia. Estamos contaminados de ondas sucias. Los móviles y los ordenadores son el pogreso contaminante. No hay vuelta atrás. Adiós, amable sombra del almendro. 
Yo sigo ahora con La Regenta, con el Magistral (un clon casi de Vicente Chinea en Una travesía a través del infierno).  
En Icod encontré un tomo de La Regenta completa. La novela completa. Primero aparece el seboso pervertido, Celedonio con trece años, que reaparece al final. "Celedonio se movía como hembra desfachatada, sirena de cuartel." Está en el campanario con otro más desgraciado que él, pero que sabe huir de los poderosos, no encontrárselos delante. A la llamada de la campana, acuden "los muy venerables canónigos, cabildo catedral de preeminentes calidades y privilegios". Entre otros, el Magistral. Un metrosexual. Un hombre que mide las apariencias. 
Critiqué a Clarín su ausencia de habla del pueblo llano. El que se hacina en torno a las casas de los aristócratas. El desenlace de la parte II no hubiese ocurrido sin la criada Petra y sus ligas rojas, regalo de la señora Ana Ozores cuando se dejaba querer por don Álvaro, el donjuán de vía estrecha en esta película. 
Clarín comienza a organizar el putiferio Vetusta, un Santa Pus del norte en la Restauración. Con su iglesia catedral marcando las horas, "canto romántico de piedra".
Y el papa, según el pillastre sin amo ni Iglesia, y según Clarín, es un tipo que va en un carruaje rodeado de curas que le van espantando las moscas con los paraguas. 
Clarín ha introducido los objetos de fuerza que van a marcar la novela. El badajo de la campana y el paraguas. ¿Hace falta acudir a Freud? El catalejo del Magistral y las armas de fuego que aparecen en la parte II, son sucedáneos del badajo y el paraguas. 
Es Celedonio quien presenta la primera aparición de Ana Ozores, leyendo un libro en el jardín de su casa noble. 
Y poco después la oímos en un comentario sobre el ilustradillo Bermúdez que va de noche a mirar oscuridades y de día enseña cuadros que no se ven. 
--No sé cómo ese don Saturno puede saber tanto; parece un mentecato.
--

La lenguas del pueblo inventan donde no hay. Convierte cualquier sentimiento noble en una cagada, quizá porque los nobles --dijo un poeta-- ya no existen o están en cualquier parte. 
Clarín, es conjetura, quiso hacer una novela de humor, como la que hizo aquí Alonso Quesada con un amigo periodista. Pero a Leopoldo Alas, Clarín, se le atravesó Poe y el opio. Poe es un constructor de catalejos. Y el opio no admite el engaño. Detrás de la risa viene el crujir de dientes. La palabra puede matar. Ojo.   

* Hoy Andrés Chaves, en la última página, con la firma Roger, done describe esta ciudad, cita a Venanceo. Él escribe Evenanceo. No lo discuto. Habla de una enamorada, Lorenza. Y recuerda dos versos.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Regenta, 3

Me alegra el éxito de Alexis Ravelo. Le está dando un cango bueno a Gambín. Con Alexis Ravelo tenemos literatura de verdad, perfume auténtico, no genéricos o agujas que dejan ronchas en vez de dejar huellas. Lo que he leido de Alexis me ha gustado un montón. Igual que... cómo se llamaba el del ciudadano Kane... Orson Wels engañó a la gente con los marcianos, Ravelo engañó a Eduardo con West. Esto no lo hace cualquiera. Necesitamos no sólo entidades sombrías, sino más necesitados estamos de Autores y Políticos. Los que hasta ahora han estado en la cumbre --salvo Andrés Chaves y poco más-- no arreglan esta tierra. En fin, de política estuve hablando con Marcelino la otra noche en el Callejón del Desván, Parra y 18 de julio. El Parra ocupado por Podemos. El 18, unos cuantos vagabundos del Darma, caricaturas del hippismo místico. Marcelino no quiso ni hablar de ejemplares únicos ni de colecciones animales. Él está por encima de esas menudencias. Me recordó al Magistral de La Regenta.  

La regenta es una novela negra al revés. El autor omnisciente es el detective. Un detective honesto (¿honesto? que va poniendo las cartas sobre la mesa sin más películas. Es un julio vernes del horror de la realidad. Se alimenta de Stevenson, de Poe (La Regenta es una novela de terror) y de Santa Teresa. Mister Hyde es el Magistral. Si antes salgo de la película china viendo al Magistral convertido en asesino en serie, antes va y me lo pone así Clarín en la novela. Un asesino que se lo piensa dos veces. Todos los personajes importantes de la novela, menos las mujeres salvo Ana Ozores, se piensan dos veces las cosas. El Magistral ha desembocado en animal que odia la sotana, pero es la que le da protección y poder social, y lo que quiere es matar a don Alvaro y a Ana... Hacer lo que no se atreve a hacer el marido: don Víctor Quintanar. La ignominia del clérigo ya no tiene vuelta atrás. La novela acaba con el tío saliendo del confesonario y tuvo que sujetarse las manos para no degollar a Ana Ozores, pobre mujer ya, sin amante (Clarín no se atrevió a hacer del amoral Frígilis amante consolador de la viuda), sin marido, regresando a la iglesia, a la catedral, esperando todavía un milagro, un simple consuelo, y lo que recibe es el beso de un sapo jediondo. FIN.

La Regenta conecta con el zigurat De Puerto Santo a Santa Pus, con Secretos de Cuba y Cucarachas con Chanel. La Regenta es un folletín clarividente y Clarín es el Dr de Leopoldo Alas.

Sospecho.

Y ahore a Valleseco. Con permiso.

lunes, 1 de septiembre de 2014

La Regenta, 2

El autor parece, hasta ahora, haber hecho un pacto de caballero con el Magistral. No cuenta feo dél sino lo que todo el mundo sabe. Es un hombre, bien gobernado por su madre, usurero que se sirve de la Iglesia para arruinar a otro (don Santos) y quedarse él con el negocio de los santitos. Lo demás que cuentan las lenguas de Vetusta, las lascivias del confesionario entre el Magistral y Ana Ozores, no ha ocurrido todavía, a no ser que me haya saltado un detalle delatador. Clarín es maestro de detalles delatadores. 
Don Alvaro, el donjuán, tiene tanta inquina al Magistral, al que ve como vencedor, que no tarda mucho en caer en el odio. Don Alvaro y don Fermín son los únicos personajes masculinos que no son zoquetes intelectuales. El intelecto, la intuición y el instinto les funciona bien. Son los únicos hasta ahora que no son caricaturas, machangos más o menos ridículos, graciosos o simplemente bobos. Como el ateo de la ciudad. El único ateo de Vetusta gracias a Dios va a ser clave para la venganza de don Alvaro. Una venganza que se fragua en el Casino.
El ateo se había largado del Casino porque no le hicieron caso a su propuesta de no hacerle allí el juego a las fiestas religiosas, y se hace amigo de don Santos, perro rabioso contra la Iglesia porque el Magistral le quitó el negocio de los santitos y lo dejó en la ruina.
Don Alvaro, presidente del Casino, ve los cielos abiertos. Pide perdón al ateo y organiza una conjura contra el alto clero, es decir, contra el Magistral, mientras ya doña Paula, la madre del gran clérigo, tiene entre ceja y ceja a Ana Ozores, porque según ella, esa pécora le está corrompiendo al hijo. Y la pobre Ana malita en la cama, leyendo vida y milagros de Santa Teresa de Jesús. 
El petudo de Rubem Fonseca, en el cuento "La Venus de Boticelli" (?) las conquista con la poesía. El Magistral conquista a su Ana con la mística. Mala táctica. La poesía lleva honestamente a la homilía. La mística hipócrita acabará por desconcertar a Ozores cuando el Magistral se deja de vainas espirituales y siente que el órgano que está por debajo de lo que está por debajo del corazón es el que manda. 
Ana, antes de leer con devoción a Santa Teresa, intentó leer a otra santa que también le recomendó el Magistral. Pero dejó el libro en un banco del parque, antes de tropezar a don Alvaro y dar un paseo con él, deleitándose con el caballeroso cortejo, que en ningún momento se propasó. Esto no lo supo el Magistral, que vigila la escena desde lo alto del campanario con el catalejo pegado al ojo. Es la primera manifestación de los celos del clérigo. Los celos aquí funcionan como máquina, como el catalejo, que aclara lo que no se ve a simple vista. No serán infundados estos celos. No tarda el Magistral en bajar del burro su careta mística y aceptar la verdad. Lo que realmente quiere es tirarse a su pupila. Lo hace con la criada de su madre (Clarín no entra en detalles, sólo los suficientes) pero no es lo mismo. Ana es la fruta prohibida. 

Veo en el Tea la película china Un toque de violencia. La violencia como modo de no caer en el tedio o como única salida a situaciones humillantes, de tomaduras de pelo o abusos de poder. Cuando salgo de la película, me imagino al Magistral mandando a Dios a tomar por saco, matando a su madre, cargándosela al hombro y llevándola a la asquerosa tumba civil donde, a estas alturas, yace el cadáver de don Santos, a que viajen juntos al infierno la verdugo y el víctima. Capítulo del entierro de Don Santos, magnífico. Capítulo de la misa del gallo, con el órgano emitiendo tonadas del estilo

No te pongas nada debajo,
mi querida Marilín,
que después del baile
te llevo al jardín

inmejorable.

El autor narra esa misa como si hubiese sido una orgía. Don Alvaro, que piensa que toda mujer tiene sus quince minutos de gloria (¿a qué me suena esto?) ve más próxima la gloria de Ana Ozores. Se recupera de una ministra que lo dejó seco follando en Palomares, durante el verano, y se fortalece para esos quince minutos.

Por supuesto, no creo que mate a su corrupta madre el Magistral, ni que luego mate a Ana Ozores y a don Alvaro y, para abreviar, termine armando una metralleta en el campanario, ajustándole el catalejo al arma, y diparando sobre toda la gente de Vetusta, seglares y curas, señores y criados, buenos y malos. Todos pal infierno. 
Sin embargo, anoche mientras leía, llegué a un real conato de violencia. Aún el Magistral no le ha metido mano a Ana, pero ya se descubrió. Ella se desilusiona de quien creía su hermano espiritual, se deja de misticismos, por fin, y piensa en don Alvaro, que por lo menos no engaña a nadie con sus reales intenciones. 
El Magistral y don Alvaro se cruzan en el parque. Don Alvaro tuvo un poco de miedo. Vio las intenciones del otro. Ganas del otro por tirarlo al suelo, escacharle la cabeza y sacarle las entrañas con las uñas. Literal. "Se acordó de cierto asesino de los cuentos de Edgar Poe".
Y por aquí voy. Seguiré leyendo.
*
Había bajado a La Granja con intención de comentar la entrevista de ayer en El Día  y comentar lo que me parece la guerra entre Paulino Rivero el demagogo y Clavijo, al que pienso como hombre más decente y fiable. Presentimiento nada más. Este Paulino cada día me da más miedo... Pero ya gasté las palabras de hoy.