martes, 28 de abril de 2015

el tránsito vaginal por las utopías

... tu propia y fiera madre,
se espanta al ver el monstruo que ha parido.

(Garcilaso)

María expresa. Su cuento sucede en Punta Larga. 
María llegó llegando la noche. La tarde fue amor primero sereno y azul y luego gris raro con Sonrisa Rosa. En el mismo cuarto, el Tigre sembraba feligreses angélicos en torno a un Cristo hermafrodita. Besos y caricias. Me recordó un episodio de juventud. Tal y Cual en la misma cama, con Tala y Cuala. 
Yo y una chica, de cabellos negros largos, en un sillón mirando la escena. ¿Continuación? Qué más da. Fue hace mucho tiempo. Tiempo más tarde, un pintor se entretenía pintando la puerta de jade en su estudio en la azotea de una amiga, mientras su mujer cocinaba en la cocina junto a un patio central. Esto fue más tarde. Beos y caricias.
El cuento de María es más que besos y caricias. Punta Larga. Candelaria. Me recuerda --no sé dónde lo leí-- una madre moribunda que entra en el lecho donde su hijo descansa (es verano) y le acaricia los muslos...
--Déjame darte un masajito.
¿Continuación? Qué más da. Toda continuación es cuento. Mentira.

El incesto es una tendencia poderosa. Sus consecuencias pueden llegar a la paradoja. El padre es el hermano del hijo. 
Por la mañana enciendo la radio. Noticia. Un padre mata a su hijo. 
El otro día una madre tiró por la ventana a sus dos hijos...
Encuentro una pequeña libreta, debajo de la cama. De los años 80. Pequeños relatos y algunos poemas ingenuos.
Uno es una boutade fantasmágorica:

techo
pecho
hecho
echo
mechón del cabello
trecho
de caminantes descalzos
sobre un campo de botellas rotas,
de encantamientos siniestros,
como quien estudió doctorado
y todos conocemos por su rostro,
el gusano bélico en el ojo izquierdo

rima rima rima maldito.
Por una parte se derrama la vida
y por otra los sueños de monstruos
y cadáveres en el mar del tiempo,
mal año para plantar tomates
entre tanto buitre y ciclones.

La vieja del parque,
al nieto bien vestido,
elegante,
le clava un cuchillo en el vientre
y lo tiñe de sangre.
Ahora sí que el chiquillo
va perfectamente a la moda
y ella sonríe colmada
cuando escucha los elogios de la concurrencia:
--Tiene un nieto como una rosa, señora.

Texto raro, con ripìos, que no sé si son tres o uno. ¿Qué más da?
El siguiente poemita es más uniforme, y de una ingenuidad sin fantasmas. Sólo recuerdos. Recuerdo que hoy tendría olvidados si no los veo en los simplones versos, A los juguetes de la infancia:


Un cochito de pedales,
un caballo de cartón,
cantos del alirón
en un juego de dedales

el alba de buenos días,
en la playa una ninfa
de nalgas tersas y duras

un patín de ruedas gordas,
el alma de una folía,
un lagarto que moría
bajo el peso de las hordas

de chiquillos y chiquillas,
de manos que se perdieron
en piedra de...

buf, dejo de copiar. Los versos restantes son todavía más tontos. Y no estamos ahora para hacer el tonto.
Estamnos en tiempos de la Torre de Babel.
Cada cual hablando solo, no entendiendo a nadie, no entendiéndose a sí mismo.
¿Tiro a un contenedor la libreta? 
No.
Tal vez alguien la quiera. La cambio por...
Dime por qué. 
  


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