sábado, 23 de mayo de 2015

Que venga el amor
y me salve la vida,
me lleve contigo
a la fuente florida,
frutos de tu boca
qué bien me sabrían,
tu ombligo de perla
sabor de ambrosía,
tus ojos de fiera
si te enfadarías,
tu mirar de gacela
cuando se apaciguan
tus alas de Gallo
con el agua fría...
Que venga el amor
y me salve la vida.



Lo cerré porque si sigo, voy a delatar a la destinataria. No es bueno delatar a nadie. Tampoco es malo querer a alguien y decirlo. La palabra alivia. La palabra puede ser un veneno mortal o una pócima curativa. Lo difícil es cuando el mismo bebedizo puede ser una medicina para mí y un veneno para ti. Entonces, ¿qué se puede hacer? En fin, versos de Juan Cabrón que ha dejasdo atrás la chulería y el cinismo. Los fantasmas no son buenos poetas. Se ven demasiado a sí mismos, pierden comunicación con la especie, son incapaces de épica. Son dados a lo gótico, consecuencias de la novela pastoril (pienso).
También pienso en la novela del francés de cara triangular. Está muy bien. El autor no es bobo. Te cuela bien la fantasía política. Un sociólogo supongo que verá más factible a Marine Le Pen en el poder de la Francia. 
Es la segunda novela que leo que cuenta la historia, su historia, un hombre que vive solo. Yo mismo, salvo Telarañas y Agosta escribe, las otras novelas son de un hombre que vive solo. Cuando las escribí vivía con mi familia. Ahora la que tengo lista, la del gigoló, es la de un hombre que vive con su familia, ahora que vivo solo. Paradojas de la naturaleza y el tiempo. 
El héroe de Sumisión también sufre achaques, temores invidentes, pero nada de movilidad reducida. Anoche, antes de apagar la luz, lo dejé en un pueblo francés donde está la primera Virgen Negra de occidente. No me es ajeno el tema de la Virgen Negra. En Júcar leí de corrector varios libros sobre la Virgen Negra de Candelaria, la original, la que conoció fray Espinosa. 
Lo que dice el personaje de Sumisión sobre la Virgen me parece acertado. La religión católica tiene como personaje central a la Virgen. El niño de la Virgen Negra que retrata no tiene pinta de niño. Es el Dios judío... Bueno, creo que me estoy dejando llevar y voy a meter la pata como Salomón.
Anoche soñé con Salomón. Estábamos los dos palicando alegremente, él más conversador que yo, con más noticias que dar, en la parte de atrás de un coche, que conducía Juan Royo, lo conducía marcha atrás a una velocidad exagerada, pero con seguridad y pericia. Salomón, cuando vio a Juan, saltó sobre el respaldo del copiloto y se sentó en el asiento de alante, a saludar a Juan, que controlaba por los retrovisores el timón del coche.
Un sueño en que los personajes son todos literatos, seguramente está planteando un enigma literario. No sé. La raíz del sueño puede estar en que ayer, caminando por la rambla, decidir comer bien. Entré en una tasaca de buena comida. Me acordé de Víctor y pedí un solomillo. Sopa verde, solomillo y copa de vino. Vino y sopa, bien. El solomillo parecía goma de rueda de coche.
 La entrada de Salomón al sueño, seguramente porque pensar en Víctor es pensar en el hermano. Lo que me extraña es la presencia de Juan. Seguramente está relacionado con Sumisión. No sólo es él quien me prestó la novela sino que ésta y Mejor cuando improvisas se unen porque las dos son de hombres que viven solos.
Y no sé qué más, doctor. ¿Cuánto se debe?


60 EUROS LA HORA. Lo hubiese puesto, este cartel, como sátira política, en las caras de concursantes a la presidencia de Canarias. La relación con las páginas de contacto es evidente. La lectura inmediata es ver al rostro político como puto por horas. Lo otro es una mención velada al sueldo que va a cobrar. Habría que calcularlo. 
En fin, con sátira o sin ella, me he fijado en Clavijo, personaje con pinta de ilustrado y en Australia Navarro, mujer con semblante de soy bella a pesar de los obstáculos. Las elecciones de mañana van a tener su interés. No ganarán, como en Francia, los islámicos. Todavía no.

En Candelaria, junto a los antiguos menceyes, tarde noche de BURSAS. Mañana domingo, olvidaré lo de buscar un ladrillo. Sé que si no cambio de crimen, el comisario Fonseca se va a cansar y no me deja entrar en comisaría. Buscaré las bursas doradas. 

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