miércoles, 24 de junio de 2015

noche en Los Realejos, día en El Puerto (II)

Norte nublado. Llegamos a Los Realejos. Entramos en la carpintería de Cecilio. Carpintero, ebanista y hombre con historia. 72 años de historia. Madrileño que quiere volver a su pueblo. Hacedor de coplas. 
--¿Qué has hecho tú en la vida? --me preguntó.
Buena pregunta a quien, dentro de poco, entrará en un escenario a hacer el papel de muerto. Jose construye un rótulo reclamo para poner a la entrada, en la calle. Jordi no sé dónde está. Aparece. Cecilio me dedica una copla donde a uno que escribe vurro, un hijo le afea su falta de ortografía. Los tres J caminamos calle arriba. Ellos dos cargando el rótulo y yo cargándome a mí mismo. Empinada cuesta. Me acordé de un poema de Reynaldo Pérez So. Un poema dedicado a la Cuesta Piedra que podría estar dedicado a la cuesta que va de la carpintería de Cecilio hasta el cine. Llegamos. Nos dicen que la función se retrasa media hora. Nos da tiempo de comer algo. Hay que comer bien para morir con decencia. Y para vivir. Conozco a las mujeres de Jordi.

En el centro del escenario, el recinto sagrado, el soporte que construyó Cecilio. A la izquierda, el lecho mortuorio. A la derecha, el material de la resurreAcción. 
Jordi dio con la clave filósofica. Ahora toca actuar. 
Poco antes de morir, conozco a la madre de María. Entonces supe que todo iba a salir bien, un cuento bien contado. 

continuará

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