lunes, 13 de julio de 2015

Anghel y M y Jose

¿Por qué se que Anghel me estima? Porque habla mal de mí, y porque me deja recitar en sus organizados recitales. No hablé dél en el capítulo anterior porque tenía prisa por llegar a M. Por supuesto, Filipinas despertó mi interés, y M nos ilustró. Su proyecto es sencillo y se parece al anterior de fin de carrera. Sólo se parece. En esencia es totalmente distinto, el polo opuesto. Ha estado cinco años viviendo en cinco ciudades insignificantes del mundo. Santa Pus es su punto y final. Del proyecto. En cada ciudad ha buscado a un pintor y un amante. El pintor sustituye al fotógrafo. La diferencia es la que hay entre la pintura y la fotografía. En esta ciudad, el amante escogido es JRamallo. M conoce su obra publicada. Lo admira como escritor. No comprende que un escritor así esté encajonado en esta ciudad de mierda. Yo sí. Pero me callo la boca. Porque me colma el ánimus la elección de M. Sabe que Jose está embocado de cabeza al mundo del arte. Pero como pintor aquí, me ha escogido a mí. A Jose lo escogió de amante. Esa ha sido su tónica en las cinco ciudades. En la Universidad escogió a sus novios al azar, sin tener en cuenta lo que querían ser en la vida. Pero en este proyecto todos sus amantes han sido escritores. 
No opongo ninguna resistencia. Jose tampoco. Me extraña en el Tigre. Se mete con ella en la cama. El modelo masculino con la modelo mujer, actriz principal. Me asombra el lienzo. Es trasparente y enorme. Nunca había visto un lienzo así. Dice que los construye exclusivamente para ella un hermano. Los cuatro cuadros anteriores están pintados en lienzos del mismo tipo. Me entra curiosidad por ver esos cuadros. Jose los ha visto. En la cena habló mucho de los cuatro cuadros. Yo, sin embargo, quedo sometido a prohibición. No me deja. Mala mujer.
En una mesita tubos de Rembrant y una trementina que huele a colonia. Misterios filipinos, me digo, y les digo a la y el modelo que se olviden de mí. Ellos a lo suyo...
En fin, que todavía estoy en la onda de M. Tenemos fecha para cenar y trabajar dentro de unos cuantos días. (M me permite escribir sobre lo que hacemos, si no pierdo de vista mi brutal elengancia --rectifica.) 
Lo dejo aquí. Porque iba a hablar de Anghel. El recital fue celebración de su cumpleaños. Anghel es hombre con mirada de maldad y mirada de bondad. Mezcla lo malo y lo bueno. Dice que eso es lo cotidiano, lo que ocupa el mayor tiempo de nuestra vida. Y es mi editor. Me llama vago porque no le doy todavía la novela. Mi madre, no sé si dejarla ya como está --me está jodiendo esa novela-- y ya dársela. Podría estar mejor, pero defectuosa y todo es una maravilla de novela. No lo dudo.
Pienso en la continaución del cuadro. La transparencia del lienzo ha quedado reducida a un tercio.
Jose habló de la antigua pedrera en la alta linde entre Las Gaviotas y Las Teresitas. Un artista americano, dice, está ahora accionando aquello. No se nos olvida que fuimos pioneros. En el mundo del arte no hay que ser sólo un iluminado inspirado, sino estar atento a los detalles. Es así. Cariño. 

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