martes, 22 de diciembre de 2015

aceptar y comprender

Pepe

--Llámame bestia, no me gustan los halagos.

Bello cuento el de la bella y la bestia. Sólo le falta estar en el libro de las mil y una noche, el libro de las preguntas que decía un escritor peninsular. 

La bestia era fuerte porque aceptaba y comprendía su fealdad, su fracaso, su soledad, su martirio, y porque no tenía piedad. El destino o el azar le facilitó aposentar a la bella en su mansión, en sus jardines. Hasta que la bella comprendió que las palabras verdaderas no son las palabras bonitas.

La película, junto con la balada de narayama, es una de las más bellas que recuerdo. Recuerdo cuando la bestia le decía a la chica que cerrara con llave por dentro la puerta de su habitación. Las noches de luna llena el cuerpo de la bestia no estaba para resistir tentaciones. Aún lo veo, al pobre bestia, aullando de dolor a la luna y gritando ábreme la puerta. Podía haber ido a putas, pero sin amor no hay cuerpo que valga. Supo esperar el hombre.

No sé cuánto tendrá que esperar Pepe&Chito, ese super animal con dos cabezas que somos en estos tiempos, como tal vez lo fuimos, quién sabe, en otros tiempos, cuando el sabio Salomón cantaba a su amada versos de José Martí. Quién sabe si en aquellos tiempos bíblicos fuimos ese animal de dos cabezas que Noé, buen padre, no quiso alojar en el arca. Y nos ahogamos y desaparecimos. Hasta ahora. 

Ahora, después del temblor en la vieja montaña, toca saltar a otra montaña. el salto no es moco de pavo. Ese salto sólo podemos darlo los animales bicéfalos, aunque una cabeza sea de pepino y otra de chorlito. Esta cabeza de chorlito me recuerda que tengo que ir a buscar la pócima. 

La oferta del corte inglés, qué película de artificial bonitura, puede que sea hoy la más económica.

Seguimos. 

Chito

1 comentario:

Jesús Castellano dijo...

Cocinera excelente
y de sensata belleza
eres, mujer, por quien reza
mi alma tan buenamente,
agua de fresca fuente
cuando despierta el sol,
más en materias de humor
eres gaveta de enojos.
Por eso piensa este cojo
que cometes un error.

No comprender a don pepe
en su prosa desenvuelta
es no saber con qué vueltas
a saltar hay que atreverse
--en tu cuadro puede verse--
de una a otra montaña.
Hay que entender esa hazaña
para saber apreciar
que la prosa es un lugar
donde la vida no engaña.

chito