viernes, 1 de enero de 2016

alma Soy un animal

Pepe


tienes razón. Es el momento de borrar.

Borrar la perdiz que marea, la bobería que no sabe ver más allá de su frágil vanidad, etc. Como decían en tiempos antiguos: quien bien te quiere te hará llorar. No nos agradecerán nada, pero es igual. Es maravilla, viejo Tigre --y disculpa el halago-- cómo llevaste a buen puerto Raiz Profunda. Qué cuadro, señor. A ver cuando lo pones aquí y oímos lo que dice Leonardo da Vinci.

Anoche me sorprendí a mí mismo. Primero en ático 13. Mira que siempre he tenido el complejo de no saber bailar. Pero desde que entraron en escena Pepe&Chito, cualquier defecto se transforma y logramos lo que pensamos. La acción va unida al pensamiento. Qué bien bailé, primero en Atico 13, y después en la sede de Equipo Para. Mis piernas animales comprendían la música y a la mujer que me tenía entre sus brazos. Carolina, próxima modelo; María, que no quiere posar, y Jessica. Ay, el día que podamos pintar en vivo a esta mujer leopardo. Y luego, ya en la calle La Marina, con una alemana y esa chica tan cariñosa que ahora no recuerdo el nombre. En honor a la verdad, el milagro lo hizo la tortilla de maestro jabalí, con quien también bailé; la carne preparada por Jessi y el dulce de Carolina. No hablemos del vino, etc. 

Y ahora, con Gonzalo, a mover lo del día 30. alma Soy un animal. A lo mejor ya tenemos aquí la Lunula. Ya veremos. Juan Cabrón se impone, no sólo como poeta; a las mujeres de carácter, que conocen el mundo, la carne y el demonio, les agrada --lo he comprobado-- las coplas de Cabrón. Y eso que aún no conocen su poesía esencialmente amorosa, que saliendo de la boca de ese animal no sabe uno si es cinismo o es su alma escondida, saliendo a flote después de morir el poeta. Y con la película y el piano de Gonzalo, sospecho que será otra noche memorable.

Bueno, hago recuento del año que pasó. Rezo --al fin y al cabo soy cuerpo de Dios-- por el sufrimiento de las mujeres que no han sabido comprender a uno. El sufrimiento de los hombres me importa menos. A veces digo lo mismo que el dramaturgo Poncela: lo peor de la humanidad son los hombres, y en muchos casos también las mujeres. Eso a nosotros, animales que aprecian el buen manjar y el buen vino, nos resbala. Que la humanidad siga su curso. Nosotros el nuestro.

No te olvides de Juan. De Juan Royo. De Juan Cabrón ya sé que no te olvidas.

Chito

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