miércoles, 13 de enero de 2016

improvisando en el ciber...

Pepe

no sé ya si soy Chito,
el Chito que tú conoces,
o soy un aquel otro Chito
que mi madre confundiole
con un gato en el escote.

Tres años tenía yo
en aquellos entonces
cuando mi madre soñó
que era yo un gato de monte,
no un hijito de Dios
sino felino demontre.

Al caer al duro piso
donde me fui a golpear
yo vi una cosa fatal,
me convertí en cien colores
toditos del alacrán.

Mucho me gusta comer
y vestir con rica lana,
y hembra placentera
mucho dormir me agrada,
entonces soy alacrán
y le pico las dos nalgas.

¿Que te parece?
¿Un psiquiatra necesito?
Si me curo de este mal
me quitan todo el veneno,
y uno, Pepe, sin veneno
es un pobre animal.

Chito

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chito,
No solo eres mi amigo también eres mi alumno. Te he dicho siempre sinceramente que llevando mucho tiempo pintando pero nada más hacer la acción de copiar y burlar. Tiras la pintura por encima de un catálogo del otro pintor, rallando y obtienes casualmente los resultados. Dejé de dar te clase por lo tontería de tu blog ¿No es así?; Aunque así, con muy poco tiempo te he enviado el concepto necesario de la Arte plástica pasara por la imágenes y el color, tú sabes.
Pepe & Chito,
Sois buenas personas & buenas artistas y buenos amigos, así conocen y conocerán los amigos mías en todas partes. Estamos en un ámbito tan pequeño hasta que no saben lo oscurece en el mundo fuera de las horizontes. Un escrito cuando escribe algo debe pensar en el sufrimiento de los demás. La mala interpreta no pasa nada para lo que saber solo recibe la mala consecuencia para los demás no saber. Fuera de los horizontes de Leonardo de Vinci, la lluvia sobre la ciudad de Paul Verlaine cayó y sigue cayendo por encima de las chicas inocentes por la mala acción.
¿Porque cambian un animal tan alto tan elegante Bowie, David por un pobre y vulgo animal en un lenguaje de violencia de marchita, que es delito más gravedad de la época? ni siquiera saben que el monSaclodacuyn no come carne sino frutas.
Chito, dijo los sabios, los errores no pasan tres veces y ya más que cinco veces te había perdonado. ¡Adiós!
Aroma profundo.