viernes, 23 de junio de 2017

el rompeídolos

Pepe, después del rayo viene el trueno, No hay rayo sin trueno ni trueno sin rayo.

Recuerdo una vecina del pueblo.Yo tenía cuatro o cinco años. Estaba en la casa de esta vecina, oyéndola contar a otras mujeres el modo ideal de matar al marido sin dejar huella. El método era sencillo, Mientras el hombre dormía, la mujer le metía una aguja por el ombligo.

No sé si fue el mismo día u otro día, en la misma casa, con la misma gente, la mujer, en un paso de baile inolvidable, giró sobre sí misma. No llevaba nada debajo.
 Lo pienso ahora: le estaba mostrando a las vecinas que tenía reluciente las ganas de vivir..

Esa mujer me inoculó el miedo a las agujas y la adicción a la belleza.

Anoche no hice sino acordarme. Hoy tenía que bajar al ambulatorio, a que me pusieran una inyección en la barriga.

--Es la misma que me ponían a mí --dijo Ibrahim--. La primera vez creí que se me había quedado la aguja metida en la barriga.

Bueno, ya salí desa. Hasta la semana que viene.

La noche en vela la entretuvo la radio. Ahora me ha dado por oír La vida moderna. Me está cayendo bien el rompeídolos Ignatius, canario ario, mencey en el exilio y leña y emboscadas al godo. Cuando acaba la vida moderna, viene Hablar por hablar, con Macarena Berlín. Ya sabes, llama gente contando sus penas o aventuras.

Luego apagué el aparato. A la imaginación me vino una antología de textos canarios.

-Los dos poemas que conservamos del guanche (autor anónimo), la endecha de la maldición, y después de pasar por El lino de los sueños y El enigma del invitado, desembocar en Poeta hermafrodita, cambio de rumbo de la Poesía. ¿Qué dice Jabalí?

¿Qué mal hemos hecho? Muchos, Pepe. No estamos para tirar piedras a nadie. Aquí en la maldad hablo ahora mucho con los animales. No es que hable en español o en arameo. No hay necesidad de palabras en la conversación con los animales, los lagartos, las hormigas, el gato que me visita por las tardes... Igual pasa con las plantas. Las plantas tienen un lenguaje más profundo que nosotros los animales.

¿Dónde encontraste las rosas azules que coronan la frente de una diosa?

Llega E. También hablo con ella, esta vez sí, usando el idioma. La lengua hablada. Un ruso decía que escribir bien no era sólo tener buen estilo, sino también pensar bien. E es habladora. Y su voz me recuerda a Intuición. Intuición quiso ser Inteligencia y sufrió el delirio de la razón. E es más apacible. Habla de las cosas de todos los días y de  todas las cosas. Ya te dije que fue quien me llevó a atinar un poco más con la pintura. Además de recordar los paisajes de Intuición.

Agua pasada no mueve molino, Pepe. Y cualquier tiempo pasado fue mejor.
 El presente... ¿qué es el presente? El único tiempo que no está quieto.

Nos falta Intuición, Pepe. Y...

Bueno. Ya hablamos.




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