martes, 20 de junio de 2017

trabajos literarios

La poesía de amor, la auténtica, es acuática. Hay que oir el agua por los barrancos, el cantar del mar en orillas no contaminada por plagas humanas, la música de la lluvia. Eso ya no está a mi alcance cotidiano. Lo real es el agua del grifo, de la ducha o la de la cisterna del water. Poesía de amor en tono menor. Pero así y todo no aparece sino de vez en cuando.
El ruido o rumor de la radio no origina sino poesía bufa, o imaginería de ignorante. Como un carbonero que sólo tiene sólida la fe y se mete a teólogo. O como Sancho, que no fue a la Universidad, y se pasa todo el día filosofando. Positivismo realista. En contraste con la metafísica ilustrada de don Quijote.
Imagino un teatro de la corrupción. La presidenta que fue de la comunidad valenciana muriendo en el cuarto de un hotel antes de celebrarse el juicio, la madre superiora escribiendo en catalán cartas al director del banco en Andorra, Undargarín paseando en bicicleta y Cristiano Ronaldo enfadado porque Hacienda quiere quedarse con quince millones. No es poco. La radio decía anoche que está enfadado porque Messi gana el doble.
Rajoy visitando al presidente de Francia en París o paseando con Merkel por los montes de la Gomera, o Villa el sindicalista de UGT llenando sus arcas mientras el Gobierno de la nación hace leyes que dañan a los trabajadores. Bueno, esto mejor dejarlo fuera. El cuento no admite excesos.
Ni sexo. Los avatares sexuales de jerarcas y políticos con mando en plaza pertenecen a otro género. Orgías de altos estadistas, romances del ex rey bien  pagados... eso que lo escriban otros. Yo ya escribí lo mío.
A veces pienso correcciones en la obra publicada, pero ya no tengo tiempo ni ganas de hacer ese trabajo. Bastante tengo con lo inédito. Episodios sexuales en la  novela del servicio de compañía masculina no faltan. Supongo que tendré que publicarla. O quemarla. Ya no estoy con el ánimo en esas ondas crudas.
Sin embargo veo con interés el trabajo que  hay en esa novela. Ambientada en unas islas, estas, en que los chinos casi han tomado el poder político y económico. En una novela de Palarea y la última de Javier  Hernández, Canarias es marroquí. Una canarias dominada por China parece más disparatado, pero nunca se sabe.
También acoge la novela el experimento literario. El narrador se presenta como autor de El túnel, de Ernesto Sábato. El experimento literario ya lo ejercí en Agosta escribe y en varios cuentos donde bato la baja pornografía con la épica del perdedor en algunos relatos de Borges. Y Pepe&Chito lo hicieron con Letras Arias. La poesía fabricada con métodos fríos y calculadores, sin motivos personales. Sonetos de Neruda reducidos a haikús, romances de Pedro García Cabrera reducidos en extensión y a versos de cinco sílabas, etc. La poesía como entretenimiento, como juego. Jugando se aprende, dicen los pedagogos.
También ese proceder quedó atrás. Como con la pintura. Nada de trabajar sobre otro cuadro. Queda por hacer el de la rosa azul con fondo azul, pero sólo como primer paso. Convertir ese cuadro en modelo y luego intentar el mismo asunto pero sobre un lienzo limpio. No sé por qué me atrae que los imagineros de Ático 13 saquemos a flote esa rosa. Por algo será.

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