martes, 11 de julio de 2017

poesía

Pepe

¿me echabas de menos? Aquí estoy de nuevo. Con ocurrencias poéticas.

Lamenta Monedero
lo que pasa en Venezuela,
Maduro lo tiene duro
y esto a mí no me alegra.
Buena es la concordia,
mala es la guerra.
Quien no vive de amor,
el odio se lo lleva.
Y quien amor ni odio
tiene en esta tierra,
lo vence la desgana
y la indiferencia.

Estos que van de buenos
y sólo en los malos piensan,
ya verás cómo camban
lo que con verbo enderezan.
Eso pasó con Carrillo
y pasó con González,
en el verbo los alardes
y lo demás pal bolsillo.

No sé si estoy en lo cierto
o en lo incierto me adentro,
22 son las cartas
y la mía no encuentro.
Se adentró Emperatriz
en opaco silencio.

Qué importa Venezuela,
qué importa Monedero,
si la Reina está presa
en castillo de hielo.

Bueno, Pepe. La novela quedó lista. Tiene empaque. Aún puede que le sobre algo pero eso aún sobre la marcha. Publicar en papel de nuevo y juntos los dos, anima a trabajar lo viejo. Trabajado está. Todavía puede ir a un poco mejor, pero mejor dejo descansar la nívola. Ahora estoy más lírico que novelista. Alas de poeta, amigo Pepe.  Me entretiene la poesía satírica, porque la de verdad no quiere ahora visitarme. La palabra verdadera está ahora en silencio. Y el silencio hay que respetarlo. Pero me temo que es un silencio semejante al de la reina de los hielos. Poesía sería  piadosa conmigo si me diese la palabra que deshace el hielo de un corazón herido. En el cuento de Andersen, la amiga va a rescatar al amigo. En mi cuento, el amigo no sabe cómo ir a rescatar a la amiga.

¿Tú sabes?

Acuérdate del azul turquesa.

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