jueves, 3 de agosto de 2017

novelas...

El rencor engendra la ira y la ira engendra la violencia. Despierto, cuando surge conatos de rencor, hago mío el pensamiento de Confucio "nadie ni Dios es culpable de lo que te pasa". En la vigilia el raciocinio le pone corral a la ira, pero los sueños no conocen límites, y lo que llevas dentro lo riega con profusión, y si es malo aún más. Reté a peliar a mi contrincante en el sueño. La aparición de una amiga apaciguó el fuego violento. No peleamos.
Enciendo el ordenador. Un aliado insulta sin paliativos a un periodista que opinó en contra del ataque al autobús de turistas. Lo pone boca abajo, le marca en la frente un símbolo falangista y lo llama hijo de puta.
El periodista, si me inspirara personaje de una novela sería un tiburón de la localidad, y el aliado una sardina, seguramente con aspiraciones a tiburón. En una lectura despacito la guagua de turistas es lo de menos, un  teatro político. Una disculpa.
Barthes relacionó las meditaciones de Loyola, las reflexiones de un anarquista utópico y las acciones de la obra de Sade.
Lo que medita uno, reflexiona otro y hace un tercero tienen diferentes  disfraces, pero el esqueleto está cortado por la misma tijera. En el caso de Loyola, en el que ahora prefiero pensar, la estrategia era revivir la pasión de Cristo desde cada uno  de los personajes del drama. Me pongo en lugar del aliado y me veo fuerte porque soy capaz de conducir  al poderoso al árbol de la horca. Y si me pongo en lugar del periodista, considero prudente dejar pasar la ofensa no sea que no sólo la energía se transforme sino también las especies, no sea q la sardina se vuelva piraña y me coma el porvenir. Quien siembra viento recoge tempestades. Yo a lo mío... a mi tortilla.

Ay Pepe, ¿qué más te digo desto que no te canse?
Yo a lo mío. La ocurrencia REFLEXIÓN (A), MEDITACION (B) ACCIÓN (C) me conduce inevitable a nuestra trilogía. La primera duda en dónde colocar A, B y C en los circuitos narrativos de Cucarachas con Chanel. Una virtud de novela sagrada (Moby Dick o La metamorfosis, por nombrar dos ejemplos opuestos, una de  aventura y otra de desventura) es que  se mueva con dos elementos. La acción es imprescindible. C debe unirse con A o con B, pero nunca con los dos a la vez. Un punto importante, para quienes investigamos el espíritu del juego, es que en la novela de Dr R, C está en combinación con A y con B y la novela no se derrumba. Es más, se eleva y eleva.

La novela Mejor cuando improvisas  también, en cierto modo, lo logra, pero de un modo más imperceptible, el salto de la realidad a la literatura se da al final, es una especie de continúa, cuidado, la novela no acaba aquí. No, no acaba allí. Acaba en El marinero perdió la gracia del mar. El abogado que en la novela de Juan acompaña a las niñas no es otro que el marinero que en la gracia del mar se deja llevar por los niños a una fiesta en el barranco. Barranco del crimen.
Juan autor trabajó con la reflexión y con la acción. Es el lector (yo, en este caso) quien  trabaja con la meditación (Intuición). No sólo veo la continuación, las niñas  llevando al abogado a una fiesta en el barrio, sino que oigo a los personajes que rodean al narrador, no sólo lo que el narrador cuenta sino lo que no cuenta. El final intuido es consecuencia  de la maldición de una mujer rechazada, caso casi similar al que relata Antonio Bermejo en La fiesta.
En Fetasa ( C + B) ocurre algo similar, pero anunciado por el protagonista, no sufres la revelación de lo oculto, lo callado...

Paso de la teoría a la práctica. ¿Qué hay que hacer? Recoger. Voy al patio. Rescato de la kema dos libros, uno de clases de pintura ("las cosas no son como las vemos sino como las pintamos"). El otro es una novela ajena al arte, pero comienza:

"Una lámpara pendía del techo; un cuadro al óleo sobre la pared representaba a una mujer, con un espejo al fondo. El artista no había aprendido a pintar en un colegio precisamente: ni un solo detalle había sido olvidado y la precisión incisiva del cuerpo, denso de sensualidad, resultaba excitante".

Imaginaciones. Como la mía de anoche. No hubo amor ni magia después de la cena. La realidad fue Ramón. En el Gato. Plaza a media luz, a media luz los tres, reflexionando y meditando. Y Ramón con bólido nuevo, aerodinámico, rojo.

Me deja el amigo en La Maldad. La casa de la vecina galante tenía la puerta cerrada.

Hoy pasó ella por delante de mi casa. Y...

Continuará.

No hay comentarios: