lunes, 7 de agosto de 2017

una mujer llamada Génesis.

suelo leer a un poeta q está a medio camino entre la poesía y la bobería. Es poeta culto. Lo que es un poeta culto ya lo explica la canción judío sefardí

no le digas nariz
dile balcón del cielo,
no le digas boca
dile templo del colmenar,
no le digas ojos
dile miradores del mar...

La metáfora oriental "puertas de jade" es un ejemplo de poesía culta. Él poeta que te digo, al coño lo llama cascarón de campana y a la polla, cabeza desbocada. (No sé si es su intención consciente o es lo q yo vi.) Dan ganas de restaurar el poema y pasarlo por la máquina de Letras Arias. Rosí, poeta coreano.

El balcón de tea
lo aspiras
tras las rejas.
Tus alas
lágrimas con la lluvia.
La cabeza desbocada
aguarda
tu cascarón de campana.

Ahora, en buena ley, tendría que poner aquí el poema original del poeta aludido. Y citar su nombre y apellidos. Ganas no tengo de pleitos. Con nadie. La buena ley no es buena consejera. Que investigue Sherloch Holmes.

Pasa Luis el vecino. Lo invito a un café. Sin azúcar. Como una poeta q conocí antes de q fuese poeta. Estuvo en el servicio de información de la Legión. Luis. En un batallón había tolerancia, pero en otro el coronel prohibía el uso de la marihuana. El servicio de información custodiaba bolsas requisadas. Nadie se atrevía a coger un cogollo. Las bolsas entraban pesadas, al milímetro. Luis dice q ni un gramo. No sé yo. Donde hay tentación hay pecado.
Le digo a Luis q escribo en un blog y veces escribo dél. Como si le digo que Marte gira en torno al Sol. Mejor.
Le pregunto cómo se llama la vecina galante.

Antes estaban ella y Yeli afuera y salí a saludar.
--Calor --etc. Y al rato.
--Y no sólo mejor, sino q se ha puesto guapo, muy guapo.
Procuro no reírme y me vea feo.
--Sí, es verdad --asiente Yeli.
El lagarto de cabeza verde, q lo estaba yo viendo de refilón, sí q se ríe. Este y los otros lagartos son animales raros. Si salgo sin más no les importa q esté un rato con ellos, pero si salgo con el móvil a hacer una foto desaparecen, se esconden.

Luis me había dicho el nombre. Es del Génesis.

No digas eso
que voy a tu casa,
me baño en tu ducha,
me meto en tu cama,

Tengo marido,
q es piedra de laja.
Mejor a escondidas
nos vamos al río.

Bajamos al puente
ahora florido
de llamas de luna,
vamos escondidos
a hacer una cuna.



No hay este diálogo ni esa suerte.
 Le pregunto:
--Sabes cocinar?
--Yo no soy una maruja --protesta.
No hace falta que lo jure. Sabe elegir prendas sugerentes.
--Yo cocino algunas cositas --dice Yeli, contrita, como sintiéndose culpable.
--Y café? Sabes hacer café?
Se ríe.

Y la noche llega, Pepe. Nos vemos.

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