jueves, 28 de diciembre de 2017

encuentro

Pepe:

a ver si me acuerdo de ir a comprar sandía.

Hoy vi a Eduardo en la Rambla. Me preguntó por ti. Un rato hablamos de ti, y de ahí pasamos a hablar de problemas siquiátricos. El mundo de los escultores y de los poetas. Me preguntó cómo había terminado la historia con Elena Villamandos. Nada, mal. La mitad de las poetas de Santa Pus no me quieren ver. La octava parte de poetas de la ciudad de la Plaza Toros, el Balneario y la calle Miraflores, sí me quieren ver, y yo a ellas. Escriben bien y eso las hace bellas. Me refiero a Belén  y Rosa María. Teresa ni me mira, y ya no sé si pasar por Librería de Mujeres y regalarle la incomodidad de mi presencia. Bueno, historia del cronista de la ciudad.
Me preguntó por Juan. Ni idea. ¿Tú sabes algo?
Y por Marcelino.
Y hablamos de Nuyén. También. Y de Roger.
Roger da señales. Me escribió.
Eduardo sabe.

Bueno, ya hice fotocopia de las dos novelas. Le conté algo y le pregunté si le había llegado la de Ignacio.

Hoy, día de los Inocentes. No estoy para inocentadas. Le gasté una a Eduardo, pero fue sin querer. Vio la hora en mi móvil y salió disparado, como el conejo de Alicia. No sabe que yo el móvil lo tengo por la hora de Madrid.

Bueno, ahora estoy vacío. No sé nada. A ver si acierto con la penúltima corrección.

Chito

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