lunes, 5 de febrero de 2018

un paseo



Pepe:

Anoche soñé con Intuición. No entro en detalles. La superficie del sueño indicaba que el sexo no está aliado con el amor. En el sueño salía, en una acción en la que él y yo participábamos, un antiguo conocido, con quien tuve amplio trato y que inspiró un personaje destacado en la novela Vertical blues. El último borrador mi hermana lo está leyendo, y por los informes que me ha dado, vale la pena sacar esa novela.
El personaje vamos a llamarlo H. H me recuerda al capitán Taylor (la abadía de Northanger), persona insensible y depravada. Incapaz de amar, pero adicto al placer del sexo. En esta realidad, H no tiene tanto poder como en el sueño. Era un izquierdista camuflado. Vio ganancias en los movimientos rebeldes y se arrimó. En esta realidad, es más parecido a Isabella Thorpe (también en la novela de Janes Austen), que quiere aparentar que es una señorita pero no lo es. H se daba aires de gran señor y vivía de subvenciones y trabajos a cotizar. Trabajos culturales. Hoy está jubilado y la última vez que lo vi fue en San Andrés. Cojeaba. Disimuló para no saludarme y en cierto modo se lo agradecí.
 ¿Qué hacía yo en el sueño aliado con H en una acción en que intuición era la pieza clave? La mecánica sexual en el sueño me recuerda  que está en las antípodas de la pasión intensa en la novela Baile de tapados. Autor que habla así del sexo ha sentido cómo germina una semilla, cómo la niebla preña a la tierra, cómo la savia fluye por dentro del árbol... Yo el autor del sueño, fui todo lo contrario. En el sueño el sexo te llevaba a la falta de corazón.

Anoche interrumpí la interrupción en facebook. Para poner algo que quería competir con la endecha a la muerte de Guillén Peraza. A una versión que medio tenía, añadí dos versos de pasión sexual. Esta mañana borré esa entrada. Princesa del Garbanzo no le puso me gusta.

Con Princesa del Garbanzo (espero que no se moleste y si se molesta le ponemos otro nombre) me comunico un poco. Procuro no molestar más de la cuenta, porque no quiero parecer pesado. Pero todo lo que dice es como si fuera a misa. Una palabra suya y me doy cuenta de lo que tenía que haberme dado cuenta a los veinte años.

 Una vez lord Byron me dijo que mi narrativa no decía la medida que le faltaba al vaso para estar lleno. Eran tiempos en que él bebía whisky y yo ron. Ya sabes que soy influenciable cuando admiro a quien tengo al lado. Desde entonces no he hecho otra cosa que preocuparme por la medida. Tú en tu novela y Juan Royo en la suya lo lograron. La gracia y el poder de la medida. Ignacio Gaspar y yo no lo hemos logrado aún. Pero si el Cuento de Hadas ha nacido en la narrativa canaria, totalmente canaria, es gracias a Baile de tapados.

Fetasa significó (es una sospecha) la superación de la novela gótica inglesa sin salirse de sus reglas, sino asumiéndolas hasta la última consecuencia. No son los muertos los que visitan a los vivos en abadías con pasadizos oscuros. En la novela de Isaac, el vivo (Ramón) muere y pasa a vivir en el espacio de la muerte. El humor de la novela es que, cuando las Parcas le dicen a Ramón que se equivocaron y lo tienen que regresar a la vida, el hombre les ruega, les suplica, les llora que no, que por favor eso no. Tiene también Fetasa rasgos de la mitología griega y de los cuentos de hadas, pero detalles ya sabidos: ninfas, sátiros... Y no es cuento de hadas ni mitología. Es una novela épica. Predomina la batalla por el conocimiento, por saber dónde uno está y cómo actuar.

Yo lo sabré cuando no se me queme la cafetera. La Bialetti ha estado a punto dos veces.

Hoy día soleado. Bajé a la rambla. La parte umbría, la de los kioscos, y después a la zona soleada, donde están las esculturas La Araña y La Espiral y el antiguo colegio de Las Dominicas. Entre estas tres obras, Intuición previó un tesoro escondido. Intenté saberlo. Nada. Junto a la espiral, una colegiala se levantaba un extremo de la falda. El acto no estaba exento de erotismo. De ese erotismo denunciado sin cortapisas en un mundo donde el sexo es mecánico negocio. En mi caso, siempre de los primeros que he sospechado es de los que gritan más alto en favor de las víctimas, como si en el fondo desearan que haya víctimas para poder denunciar aún más alto.

Espero parar un poco tanto correo. No lo sé.

Chito

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