viernes, 16 de marzo de 2018

apuntes 3

A su autorretrato, energía matriz de su obra (así lo considero) lo llamaré Aroma Profundo. La relación entre el modelo (ella en este caso) y la pintora . Es semejante, pero más esencial si cabe, que cuando el cuadro está figurando a alguien distinto. Retrato del poeta, retrato del músico...


El fenómeno de la relación entre el modelo y su figura, está en los cuentos El retrato de Dorián Grey y La caída de la casa Usher. Lo que sucede en el de Oscar Wilde lo sabemos. Lo que ocurre en el de Poe está escondido en el cuento, es uno de los detalles que marcan la historia: Mientras la figura del cuadro se hace cada vez más resplandeciente, la modelo se deteriora. Los casos son antónimos.

En los retratos de Nguyen la figura revela lo más noble, lo más apreciable, la luz que tiene esa persona en la realidad.

Pero es Aroma Profundo el principal de todos. Aquí la persona real y la figura del cuadro están en consonancia. La sabiduría está en los dos seres. La calma y la comprensión.

Reitero la comunión, y las diferencias, entre Aroma Profundo y Mona Liza. Son dos seres que poeen un conocimiento. Sagrado en una; profano (mundano) en la otra. En la primera, el conocimiento es ofrecido con confianza al espectador; en la otra, el conocimiento está oculto, sólo una sospecha, una idea errante, puede indicarnos qué esconde la Gioconda, con una señal que está más en su mirada que en su sonrisa. De todos modos, queda evidente el contraste. El mostrar (la virtud) y el ocultar (el secreto).
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El universo de Nguyen
Ayer publicó en su muro de facebook:

Las noches de luna llena hacen recordar, no porque la luna es bella, luna ensoñada que atrae. errante sobre las colinas y las montañas, sino la luna que pasea en mi vida con los retratos de óleo. La sombra de la luna redonda ilumina un color de rocío sugerente. El día del color de las flores y las hojas. La noche de la nada de los insectos. El agua inversa del río arrastra la memoria regresando.


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