sábado, 3 de marzo de 2018

Dos poemas hoy que, supongo, hablan de la desolación. Dos autoras. Una no puede llorar y otra no puede dejar de llorar. Dos poemas que se reflejan como dos vacíos.
Quizá influyó en el día. Se impuso el vacío cósmico.
Mi corazón está lleno, aunque sea lleno de una ausencia, pero mi mente está vacía.
Necesito saber qué debo hacer.
Ni siquiera, en un asunto menor (si es que hay asuntos menores), sé bien qué hacer. Si cortar a tiempo, siempre hay tiempo, o seguir como si nada ocurriese.
En lo qué más me preocupa, tampoco sé qué debo hacer. Ni siquiera sé bien dónde está quien me preocupa.

Quizá debo esperar. Y vencer la áspera soledad.

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